Cada propósito es único
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: Señor, ¿quién es el que te va a entregar?
Al verlo, Pedro dice a Jesús: Señor, y éste ¿qué?
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría.
Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
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Que extraña actitud refleja el apóstol Pedro cuando ve al apóstol Juan acercarse a dónde se encuentran Jesús y el.
Sí, no es equivocado pensar que sentía celos del discípulo amado. El texto nos deja entrever a un ser humano como nosotros, con emociones, sentimientos, carácter, personalidad y sobretodo un propósito único y específico de Dios.
Muchas veces vivimos más pendientes y preocupados por lo que Dios está haciendo en la vida de otros, que enfocados en el propósito que Dios tiene con nosotros.
Que en este día esas palabras de Nuestro Señor Jesucristo resuenen en nuestros oídos: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.
Enfoquemos todo nuestro ser en seguirlo, en cumplir a cabalidad ese único y exclusivo propósito.
Cada vez que nuestra atención parezca desviarse por mirar a mi vecino, miremos nuestro pulgar, nuestra huella digital. Así es el plan de Dios con nosotros, así somos vistos a los ojos de Dios: Únicos en la creación.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6