El Espíritu Santo es llama de Amor

Queridos amigos:

Mañana celebramos la gran fiesta del Espíritu Santo y no quería dejar de citar estas palabras de San Juan de la Cruz en que habla de Él como una llama de amor:

Esta llama de amor es el espíritu de su Esposo, que es el Espíritu Santo, al cual sienta ya el alma en sí, no sólo como fuego que la tiene consumida y transformada en suave amor, sino como fuego que, además de eso, arde en ella y echa llama, como dije, y aquella llama, cada vez que llamea, baña al alma en gloria y la refresca en temple de vida divina. Y ésta es la operación del Espíritu Santo en el alma transformada en amor, que los actos que hace interiores es llamear, que son inflamaciones de amor en que, unida la voluntad del alma, ama subidísimamente, hecha un amor con aquella llama. Y así, estos actos de amor del alma son preciosísimos; Y merece más en uno y vale más que cuanto había hecho en toda su vida sin esta transformación, por más que ello fuese(…) Y así, en este estado no puede el alma hacer actos, que el Espíritu Santo los hace todos y la mueve a ellos; y por eso, todos los actos de ella son divinos, pues es hecha y movida por Dios” Llama de Amor viva, canción primera puntos 3 y 4.   

Ahora que estamos   en tiempos de purificación y prueba por la situación en que vivimos a nivel mundial y por las situaciones particulares de cada uno, me gustaría recordar, como hace el santo muchas veces, que el camino de transformación no tiene otro fin que unirnos a Dios en puro Amor. Si no perdemos de vista que nuestro fin es ser devorados por el fuego del Amor tal vez se nos haga más llevadera la purificación.

Os traigo hoy una charla que impartí el otro día a un grupo de la Renovación Carismática de Madrid. Habla sobre la venida del Espíritu Santo en la noche y de la transformación que se realiza en el alma por medio de nuestras dificultades y oscuridades.  

Espero que os guste.  

¡Feliz Pentecostes! ¡Hasta la próxima semana!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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