Domenica, madre de Comboni

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Los que os acercáis regularmente a este portal de oración misionera comboniana en Hozana habréis remarcado que el martes pasado no hubo la publicación habitual. Disculpad. El motivo fue el fallecimiento de María del Pilar, la madre del comboniano que yo soy y que escribe habitualmente estas líneas. Yo tuve la suerte de estar cerca de mi madre en el momento de su partida, por el contrario, San Daniel Comboni no tuvo la misma suerte.

Domenica y Luigi Comboni tuvieron ocho hijos. Siete murieron, quedándoles tan solo Daniel Comboni. Cuando en 1857 Comboni decide partir a la misión en Sudán, fue un momento muy duro para sus padres, sobre todo para su madre, que terminó finalmente por aceptar y respetar la decisión de su hijo. Comboni se fue sin saber que no volvería a ver nunca más a su madre sobre esta tierra. Domenica murió en 1858. Al recibir la mala noticia, con varios meses de retraso, Comboni escribió una bella carta a su padre Luigi.

Así pues, ¿mi madre ya no existe? ¿La muerte ha roto el hilo de la vida de mi querida madre?... Dios nos dio aquella buena madre y esposa, Dios nos la ha llevado. Ofrezcamos al Señor el generoso sacrificio de ella y gocémonos porque Dios ha querido llamarla a su presencia para darle el premio bien merecido por los sufrimientos y penas que padeció durante la vida y porque quiere bondadosamente proporcionarnos a nosotros la ocasión dichosa de padecer algo por su amor. Sí, queridísimo padre, ella ha terminado de llorar en esta tierra y posee ya la gloria del cielo compartiendo con sus siete hijos el gozo de un paraíso que nunca acabará. Yo siento una gran alegría porque ahora está más cercana a mí que antes…

Por intercesión de San Daniel Comboni oremos por todas las madres de los misioneros y misioneras, que tantas veces, sin haberlo elegirlo, ven alejarse a sus hijos e hijas durante años, para que sepan aceptar ese sacrificio desde la fe.

Oración de la comunidad

Oración por las misiones y las vocaciones

¡Oh Padre!, tú quieres que todos los pueblos alcancen la salvación; despierta, pues, en todo creyente un nuevo fervor misionero, para que Cristo sea testimoniado y anunciado a los que aún no le conocen. Por intercesión de San Daniel Comboni sostén y alienta a los misioneros en su obra evangelizadora y sigue suscitando nuevas vocaciones para las misiones. Virgen María, Reina de los Apóstoles, que has ofrecido el Verbo encarnado al mundo, dirige la humanidad hacia Aquel que es la luz verdadera que ilumina a todo viviente, y haz de nosotros unos fervientes colaboradores suyos. Por Cristo nuestro Señor. Amen.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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