El pasado 15 de marzo llegaba a la República Centroafricana Enoch Malumalu. Este joven congoleño, tal vez sin saberlo, está haciendo historia porque es el primer africano del movimiento de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC), que deja su país para integrar una comunidad misionera internacional. Hasta ahora, salvo cortas experiencias de semanas, todos los LMC de las comunidades internacionales procedían de Europa y América. A pesar de su entusiasmo los inicios misioneros de Enoch no fueron fáciles. El mismo escribe:

Llegué con mi equipaje a esta tierra de misión después de un largo período de formación, incluyendo la experiencia comunitaria en Kinshasa. Fue para mí un momento de emoción en el corazón, por un lado la alegría de la misión, por otro el dolor de la separación. Ahora sabía que pertenecía a una nueva familia, una nueva tierra me había adoptado y estaba feliz de saber que el Señor me esperaba aquí y que tendría nuevos hermanos y hermanas. Tan pronto como llegué a Bangui, el padre comboniano Claude-Bernard Wakouzou que vino a recogerme, me informó que tenía que pasar 14 días en cuarentena, solo entonces me di cuenta de que había llegado en un momento marcado por la pandemia del covid-19. Pasé mis primeras dos semanas en soledad, en una habitación que apenas conocía. Aunque estaba físicamente solo, me sentía en comunión con tantos millones de personas confinadas en el mundo, presos detenidos injustamente en sus celdas, enfermos sin apoyo, marginados obligados a vivir en soledad y recibía mensajes de apoyo y aliento a través de las redes sociales. Me sentí fortalecido por las palabras de nuestro fundador, San Daniel Comboni: «las obras de Dios nacen y crecen al pie de la Cruz».

Solo después de este tiempo Enoch pudo salir, poner en orden sus documentos y empezar a conocer el país que lo acogía:

Finalmente, pude ver y escuchar a los centroafricanos, lo hermoso que fue escuchar la lengua sango, que usa algunas palabras del lingala que hablamos en Kinshasa. A pesar de ello no entendía nada. Llegué a la conclusión de que debía aprender todo sin excepción y que África, aunque es una sola, difiere según la cultura de cada país y de cada región.

Por intercesión de San Daniel Comboni oramos por Enoch y su nueva misión en la República Centroafricana. Que su testimonio abra caminos para que otros muchos laicos misioneros combonianos africanos se abran a la Misión por el mundo entero.