"Él nos ofrece un cáliz tan amargo como nuestra débil naturaleza puede soportar. No retiremos nuestros labios de este cáliz preparado por la mano de Jesús. Veamos la vida bajo su verdadero aspecto. Es un instante entre dos eternidades. ¡Suframos en paz! Confieso que esta palabra “paz” me parece un poco fuerte; pero el otro día reflexionando sobre ello, encontré el secreto de sufrir en paz. Quien dice paz no dice alegría, al menos alegría gustada; para sufrir en paz basta querer todo lo que Jesús quiere. Para ser la esposa de Jesús es necesario parecernos a Jesús; ¡Jesús, está todo sangrante, coronado de espinas!... No, no cantemos los cánticos del cielo a las criaturas…, sino, como Cecilia, “cantemos en nuestro corazón” un canto melodioso a nuestro Amado…El canto del sufrimiento unido a sus sufrimientos es lo que más cautiva su corazón…Jesús se abraza en amor por nosotros ¡Mira su Faz adorable! ¡Mira sus ojos apagados y sumisos! ¡Mira sus llagas! Mira a Jesús en su Faz. Allí verás cómo nos ama."Santa Teresita del Niño Jesús, Carta 63.

Un instante con Jesús

Jesús, te pedimos nos concedas la paz. La paz de saber que nos amas y que la vida de aquí, muchas veces llena de sufrimientos, es un instante entre dos eternidades. Miramos a tu rostro precioso, a tus ojos que son el cielo para nosotros. Levantamos la mirada de los problemas de la vida a tu Faz Adorable. Amén.

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 Mira a Jesús en su Faz. Allí verás cómo nos ama