Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo

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Hoy la Iglesia nos propone una parábola que fácilmente llamamos, "del hijo pródigo". Aunque en realidad, corresponde mejor "al padre misericordioso". Detengámosnos a contemplarla a través de los personajes que se nos presentan: 

- UN PADRE: 

Tiene dos hijos con los que comparte sus bienes. Su hijo menor viene a pedirle su parte de la herencia y el Padre les reparte los bienes a los dos. Ve partir a su hijo menor con todos sus bienes y le da la libertad para hacerlo. Algún tiempo después ve de lejos que su hijo viene de regreso. 

El texto nos dice: "Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos". Esta frase está llena de gestos y de ternura. No se detiene en lo que el hijo hizo o dejó de hacer, está feliz porque su hijo está de regreso. El hijo comienza a disculparse y el Padre no se mide “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. 

Más tarde llega el hermano mayor (de quién hablaremos más adelante) y el Padre sale también a buscarlo, le suplica entrar nos dice el texto. Las palabras que el Padre le dice ante sus quejas son un tesoro para todos los hijos de Dios: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.

- UN HIJO MENOR:

Pide su herencia y se va a un país lejano donde derrocha su fortuna viviendo perdidamente. Sobreviene el hambre y empieza a trabajar cuidando cerdos. Vive el vacío que queda en el alma después de ciertas alegrías pasajeras y superficiales. Tiene la valentía de entrar en si mismo y conectar con su experiencia de vacío: Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Así lo hace, corre a casa a pedir ser jornalero. Cuál debió ser su sorpresa cuando el Padre lo recibió como un hijo, no como un sirviente. Pidió lo mejor de lo mejor para él, ofreció un banquete para celebrar su regreso. 

- UN HIJO MAYOR:

A veces pasamos por alto que el Padre les repartió los bienes a los dos. El mayor quiso quedarse en casa, al menos físicamente. Podemos intentar verlo cuando se va acercando a casa. Oye la música y los bailes y se da cuenta que hay un gran banquete. Cuando se entera que su papá ofrece ese banquete por su hermano que volvió, no quiere entrar. No se alegra del regreso de su hermano, se enoja y lo hace saber a su padre con estas palabras: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. Tal vez era un hijo que vivía en casa como servidor y no como hijo. 

Claves para el camino: Puede ayudarte tomar un tiempo sereno para contemplar esta parábola y reconocer los rasgos que ves en ti de cada uno de los personajes. Las veces en que te comportas como hijo menor, te apropias de los bienes que Dios te ha dado, los malgastas y te alejas de la casa del Padre buscando placeres aparentes que luego te dejan vacío. Puedes pensar también cuántas veces actúas como el hijo mayor, obedeces y sigues reglas, pero te cuesta aceptar que otros no lo hagan. Eres duro en tus juicios hacia los demás y tomas un lugar de juez que no te corresponde. 

Agradece también los momentos en los que eres un tercer hijo, que no aparece en el Evangelio pero que Jesús representa muy bien. Ese hijo que está feliz de vivir en la casa del Padre. Que le devuelve la herencia y que le pide administrarla juntos. Que se alegra por el regreso del hermano menor y que busca también con el Padre al hermano mayor para que acepte vivir en casa como hijo. 

¡BUEN CAMINO HACIA LA PASCUA!

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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