Hoy interrumpimos el tiempo ordinario y empezamos nuestro camino cuaresmal, camino que nos conducirá a la Pascua. Tiempo para reaprender a vivir como hijos de Dios intentando disipar lo que nos confunde y nos hace olvidar que somos hijos de un Dios vivo que quiere darnos vida en abundancia. 

"Conviértete y cree en el Evangelio"

Hoy la Iglesia nos propone ser marcados con una cruz hecha de cenizas al tiempo que escuchamos la frase: "Conviérte y cree en el Evangeilo"

La ceniza no es una materia muy bonita. Las cenizas son fácilmente barridas, sopladas, dispersadas y tiradas a la basura. Después de un incendio, las cenizas muestran una gran desolación. En un primer momento, el signo que nos propone la Iglesia es negativo y doloroso. Nos recuerda nuestra pequeñez, nuestra fragilidad e inconstancia.

Sin embargo, no debemos olvidar que las cenizas vienen después del fuego. La vigilia pascual se abrirá con un cirio enorme que representa la luz de Cristo, que viene a alumbrar nuestras tinieblas. En cuaresma, el fuego del amor de Dios viene a purificarnos. Ante el fuego, todo lo que en nosotros tiene peso y valor, se purificará como el oro. Todo lo que esté vacío y nos sobre, podrá irse transformando en cenizas si lo ponemos en manos de Dios. Recibiendo las cenizas, afirmamos que queremos vivir aceptando nuestra pequeñez, con la mirada puesta en Dios y en su amor incondicional. Afirmamos que queremos convertirnos, es decir, volver a lo esencial en nuestra vida:  creer que somos hijos de un Dios bueno al que queremos escuchar y seguir. 

CLAVE PARA EL CAMINO CUARESMAL: La Iglesia acompaña nuestro camino cuaresmal con tres claves: LA ORACIÓN, EL AYUNO Y LA LIMOSNA, ¿Qué significa eso? Significa desear y buscar unirnos más a Dios, sigifica elegir lo que nos lleva a la verdadera vida y renunciar a lo que nos aleja de ella, significa buscar amar a los demás como hermanos. No es un tiempo de "menos", es un tiempo de "más": Más tiempo con Dios, más tiempo gratuito con los demás, más compartir, más amistad y más fraternidad. 

Puede ayudarte a pensar hoy: ¿Cómo quiero prepararme para la Pascua? ¿qué  puede ayudarme a crecer en mi amistad con Dios y en mi amor a los demás?

Te aconsejo no elegir una lista de cosas a hacer o dejar de hacer... Déjate conducir por el Espíritu y pídele que te muestre la manera de vivir este tiempo como un regreso al Evangelio. Pídele una actitud de hijo de Dios, que permee lo que hagas y vivas en este tiempo, pídele descubrir la voz de Dios en tu interior y en todos aquellos hermanos en humanidad que ponga en tu camino.

¡BUEN CAMINO HACIA LA PASCUA!