Evangelio según San Mateo 4,12-17.23-25.

Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea.
Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí,
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones!
El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba.
Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

Comentario del Evangelio

San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre l Cor, 24,4; PG 61, 204-205

Cristo, para atraernos hacia si, para que le amaramos más y más, se nos ha dado como alimento. ¡Vayamos, pues, a él, con todo amor y fervor!... Los magos adoraron a este cuerpo cuando descansaba en un pesebre... Ellos, al ver a Cristo, niño en un pesebre bajo un pobre techo, aún no viendo nada de lo que veis vosotros, se acercaron con un gran respeto.

Vosotros ya no le veis en un pesebre sino sobre el altar. Ya no veis a una mujer llevándolo en brazos sino a un sacerdote que lo ofrece, y el Espíritu de Dios, con toda su generosidad, el Espíritu Santo aleteando sobre las ofrendas. No sólo veis al mismo cuerpo que veían los magos sino, además, conocéis su poder y su sabiduría y no ignoráis nada de lo que realizó... Despertémonos, pues, y despertemos en nosotros el temor de Dios. Mostremos más devoción que estos extranjeros y no avancemos hacia el altar de cualquier manera...

Esta mesa reconforta nuestras almas, recoge nuestros pensamientos, sostiene nuestras seguridades, es nuestra esperanza, nuestra salvación, nuestra luz, nuestra vida. Si salimos de este mundo después de este sacrificio, entraremos con seguridad en las regiones sagradas como si fuéramos protegidos por todas partes por una armadura de oro. ¿Pero, porqué hablar de futuro? Ya en este mundo, el sacramento transforma la tierra en cielo. ¡Abrid, pues, las puertas del cielo y veréis lo que quiero decir! Lo más precioso en el cielo, os lo mostraré en la tierra. Lo que os mostraré no son los ángeles, ni los arcángeles, ni los cielos de los cielos sino a aquel que es vuestro maestro. Así veréis, de alguna manera, en la tierra lo que hay de más precioso en el cielo. Y no sólo lo veréis, sino lo tocaréis, lo comeréis. ¡Purificad vuestra alma, preparad vuestro espíritu a recibir estos misterios!


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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