Día 9: novena de navidad con San Francisco de Sales

💭Meditación de San Francisco de Sales:

“Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo.” Ga 4:4
¡El gran Niñito de Belén sea siempre la delicia de nuestro corazón, mi queridísima Madre, mi hija!
¡Qué precioso el pobrecito recién nacido! Me parece ver a Salomón sentado en su gran trono de marfil, dorado y labrado, que no tenía igual en todo el reino, como dice la Escritura. Y el rey no tenía comparación con ningún otro en gloria y magnificencia. Pero cien veces prefiero contemplar a nuestro querido Niño en el pesebre, que ver a todos los reyes en sus tronos.
Al mirarlo sobre las rodillas de su Madre, o entre sus brazos, con su boquita como un botón de rosa, pegada a los lirios de los santos pechos maternos, ¡oh!, lo encuentro con mayor magnificencia en ese trono, que Salomón en el suyo de marfil...
El gran San José comparte con nosotros su consolación; la Madre soberana nos hace partícipes de su amor y el Niño quiere DERRAMAR, para siempre, sus méritos en nuestro corazón.
Os ruego, hija, que reposéis lo más dulcemente posible junto al Infantito celestial. Él siempre seguirá amando vuestro corazón tal como es, aunque no tenga ternura ni delicadezas. ¿No veis cómo recibe el aliento de la mula y el buey, que no tienen sentimientos ni afectos? ¿Cómo no va a recibir las aspiraciones de vuestro pobre corazón, el cual, aunque sin ternura, se pone a sus pies para ser, por siempre, servidor inviolable de su Corazón y del de su santa Madre y del jefe de la familia del pequeño Rey?
Mi querídisima Madre, esto es cierto, tengo una luz muy particular que me hace ver que la unión de nuestros corazones es obra de ese gran “Unidor” y por tanto quiero, desde ahora, no sólo sentir dilección por esta unión, sino amarla y honrarla como sagrada.
Que la alegría y la consolación del Hijo y de la Madre sean por siempre el gozo de nuestras almas.

(Carta a la Madre de Chantal el 25-12-1613. XVI, 120-121)


🙏Oremos: oración de Rotate Caeli 

VÍDEO: AQUÍ

Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

No te enojes Señor,
no te acuerdes más de nuestra maldad.
La ciudad del Santo está desierta;
Sión ha quedado arrasada,
Jerusalén, desolada,
la casa de tu santidad y tu gloria,
donde te alabaron nuestros padres.

Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Hemos pecado y estamos manchados.
Hemos caído como las hojas
y nuestras maldades nos arrastraron como el viento.
Nos escondiste tu rostro
y nos dejaste con nuestra iniquidad.

Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Mira, Señor, la aflicción de tu pueblo
y envía al Prometido:
envíanos al Cordero que rige la Tierra,
desde el desierto de Petra
hasta el monte de la hija de Sión,
para que rompa el yugo de nuestra esclavitud.

Destilad, cielos, el rocío;
lloved, nubes, al Justo.

Consuélate, pueblo mio, consuélate,
que pronto llegará tu salvación;
¿Por qué te consumes de tristeza?
¿Por qué se renueva tu dolor?
Te salvaré, no temas:
yo soy el Señor, tu Dios,
el Santo de Israel, tu redentor.


(LATÍN)

Rorate caeli desuper et nubes pluant iustum.

Ne irascaris Domine,
ne ultra memineris iniquitatis;
ecce civitas Sancti facta est deserta,
Sion deserta facta est,
Jerusalem desolata est;
domus sanctificationis tuae et gloriae tuae,
ubi laudaverunt te patres nostri.

Rorate caeli desuper et nubes pluant iustum.

Peccavimus,
et facti sumus tamquam immundus nos,
et cecidimus quasi folium universi;
et iniquitates nostrae
quasi ventus abstulerunt nos;
abscondisti faciem tuam a nobis
et allisisti nos in manu iniquitatis nostrae.

Rorate caeli desuper et nubes pluant iustum.

Vide Domine afflictionem populi tui
et mitte quem missurus es;
emitte Agnum dominatorem terrae,
de petra deserti ad montem filiae Sion
ut auferat ipse iugum captivitatis nostrae.

Rorate caeli desuper et nubes pluant iustum.

Consolamini, consolamini, popule meus:
cito veniet salus tua.
Quare maerore consumeris,
quia innovavit te dolor?
Salvabo te, noli timere,
ego enim sum Dominus Deus tuus,
Sanctus Israel, Redemptor tuus.

Oración de la comunidad

Oración de Vísperas I del 25 de diciembre

Dios todopoderoso: por este nacer nuevo de tu Hijo en nuestra carne, seamos liberados del yugo en que nos tiene esclavizados el pecado. V. Por el mismo, nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén Orémus: Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut nos Unigéniti tui nova per carnem Natívitas líberet; quos sub peccáti iugo vetústa sérvitus tenet. V. Per eúndem Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. R. Ámen. (Diurnal del Breviario Romano Tradicional)

¡Gracias! 30 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena de Navidad con San Francisco de Sales

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