María, Madre de Dios, nos revela el Rostro de Jesús

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Hoy, 31 de diciembre, es la víspera de la Solemnidad de María Madre de Dios. Celebramos también el Año Nuevo y concluimos en este día la octava de la Navidad, como así también el cierre de un nuevo año calendario, 2019. En Argentina el 2020 será Año Eucarístico por el 500° Aniversario de la Primera Misa en nuestro suelo argentino, en el Puerto de San Julián y también Año Mariano Nacional por el 400° Aniversario de la aparición de la imagen de la Virgen en el Valle de Catamarca.

En este día meditaremos, entonces, la relación de la Virgen María con la devoción al Rostro de Jesús. 

Nos dice el papa Benedicto XVI en el Regina Caeli del 2 de mayo de 2010: "La Virgen María, más que cualquier otra criatura, contempló a Dios en el rostro humano de Jesús. Lo vio recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre; lo vio cuando acababa de morir, cuando lo bajaron de la cruz, lo envolvieron en una sábana y lo llevaron al sepulcro. La imagen de su Hijo torturado quedó grabada en su alma; pero esta imagen se vio transfigurada después por la luz de la Resurrección. Así, en el corazón de María se custodia el misterio del rostro de Cristo, misterio de muerte y de gloria. Siempre podemos aprender de ella a mirar a Jesús con una mirada de amor y de fe, a reconocer en ese rostro humano el Rostro de Dios".

También nos dice San Juan Pablo II en Rosarium Virginis Mariae: "La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún. Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo. Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7)".

De acuerdo con las revelaciones privadas que recibió la beata Catalina Emmerick, monja agustina estigmatizada, la Virgen María en su Casa de Éfeso veneraba en su oratorio personal algunas reliquias de la Pasión que según se cree podría ser la Síndone que actualmente se venera en Turín. Es decir, María en su vida terrena, después de la Resurrección de Jesús, continuaba venerando ese mismo rostro de Jesús que quedó impreso en ese lienzo sagrado. María nos enseña a contemplar a Jesús, a adorarlo y glorificarlo, a ver en Él a nuestro Dios y a alabarlo con nuestros labios, pero también con toda nuestra vida, haciéndo siempre su voluntad e invitando a otros a hacer todo lo que Él nos diga.

En sus apariciones, la Virgen María, como así también lo invitan a hacer los Santos Padres desde León XIII hasta Francisco en nuestros días, nos invitan a rezar el Santo Rosario. Como decía san Juan Pablo II en Rosarium virginis Mariae: "Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo". Por eso, como devotos de la Santa Faz de Jesús debemos tomar el rosario en nuestras manos y rezarlo diariamente. Ofrezcamos las oraciones del rosario en reparación a tanta indiferencia que sufre Jesús, a tantos sacrilegios y ultrajes que cotidianamente le arremeten. ¡María es ejemplo de amor y reparación! Ella es reparadora por todos nuestros pecados. Ofrezcamos nuestras oraciones para que ella pueda reparar.

Queridos hermanos, que María sea nuestro ejemplo de amor, contemplación y reparación a la Santa Faz de Jesús. ¡Feliz y bendecido 2020!

Recibamos juntos la bendición de Moisés a Aarón para este año nuevo que comenzamos a caminar, con la Santa Faz de Jesús:

"“El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: “Que el Señor te bendiga y te proteja.  Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”. (Números 6, 22-27).

Oración de la comunidad

Flecha de Oro

Que el más santo, más sagrado, más adorable, más incomprensible e inefable Nombre de Dios sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado, en el Cielo, en la tierra y bajo la tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén (Esta oración de reparación fue revelada por Jesús a sor María de San Pedro)

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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