Evangelio según San Lucas 19,45-48.

Jesús al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.
Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.

Comentario del Evangelio

San Ignacio de Antioquia (¿- c. 110), obispo y mártir
Carta a los Efesios, 3-4, 9

    Os exhorto a caminar según el pensamiento de Dios. Porque Jesucristo, príncipe indefectible de nuestra vida es el pensamiento de Dios. Del mismo modo, los obispos, extendidos por toda la tierra, están en el pensamiento de Cristo Jesús. De manera que os conviene caminar según el pensamiento de vuestro obispo. Es lo que ya hacéis. El conjunto de vuestros presbíteros, dignos de Dios, está unido al obispo como las cuerdas lo son a la cítara. Así, en el acorde de vuestros sentimientos y en la armonía de vuestra caridad, cantáis a Jesucristo. Que cada uno de vosotros se haga miembro del coro para que, en la armonía de vuestros acordes y sobre el tono de Dios, cantéis a una sola voz las alabanzas del Padre, por Jesucristo.

    Sois las piedras del templo del Padre, talladas para el edificio construido por Dios el Padre, elevadas hasta la cumbre por Jesucristo, que es la piedra angular, por el Espíritu Santo. Vuestra fe os eleva a las alturas y la caridad es el camino que os eleva hasta Dios. Sois todos compañeros de ruta, portadores de Dios y de su templo, portadores de Cristo, llevando los objetos sagrados, adornados de los preceptos de Jesucristo. Con vosotros me siento lleno de alegría... Mi gozo consiste en ver que viviendo en una vida nueva, no aspiráis a nada fuera del amor de Dios.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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