Sin medida

Extracto

Es hora ya de que reanude la historia de mis hermanos, que ocupan ahora un lugar tan importante en mi vida.

Recuerdo que el año pasado, un día de finales del mes de mayo, usted me mandó llamar antes de ir al refectorio. Cuando entré en su celda, Madre querida, me latía muy fuerte el corazón; me preguntaba a mí misma qué sería lo que tenía que decirme, pues era la primera vez que me mandaba llamar de esa manera. Después de decirme que me sentara, me hizo esta propuesta: «¿Quieres encargarte de los intereses espirituales de un misionero que se va a ordenar de sacerdote y que partirá dentro de poco»? Y a continuación, me leyó la carta de ese joven Padre para que supiera exactamente lo que pedía.

Mi primer sentimiento fue un sentimiento de alegría, que inmediatamente dio paso al de miedo. Yo le expliqué, Madre querida, que, al haber ofrecido ya mis pobres méritos por un futuro apóstol, no creía poder ofrecerlos también por las intenciones de otro, y que, además, había muchas hermanas mejores que yo, que podrían responder a sus deseos.

Todas mis objeciones fueron inútiles. Usted me contestó que se podían tener varios hermanos. Entonces yo le pregunté si la obediencia no podría duplicar mis méritos. Usted me respondió que sí, añadiendo varias razones que me hicieron ver que debía aceptar sin ningún escrúpulo un nuevo hermano.

En el fondo, Madre, yo pensaba igual que usted. Es más: ya que «el celo de una carmelita debe abarcar el mundo entero», espero, con la gracia de Dios, ser útil a más de dos misioneros y nunca me olvidaré de rezar por todos, sin dejar de lado a los simples sacerdotes, cuya misión es a veces tan difícil de cumplir como la de los apóstoles que predican a los infieles.

En una palabra, quiero ser hija de la Iglesia, como nuestra Madre santa Teresa, y rogar por las intenciones de nuestro Santo Padre el papa, sabiendo que sus intenciones abarcan todo el universo.

Esta es la meta global de mi vida. Pero esto no me habría impedido rezar y unirme de una manera muy especial a la actividad de mis angelitos queridos si ellos hubiesen sido sacerdotes.

Pues bien, así es como me he unido espiritualmente a los apóstoles que Jesús me ha dado por hermanos: todo lo mío es de cada uno de ellos. Sé muy bien que Dios es demasiado bueno para andarse con repartos. Es tan rico, que me da sin medida todo lo que le pido... Pero no vaya a creer, Madre, que me pierdo en largas enumeraciones.


Manuscrito C Folio 33 v


Intención de Oración

Sólo por hoy, con la intercesión de Santa Teresita, demos gracias al Señor por darnos su amor  y contestar a nuestras oraciones sin medida                                

    




Oración de la comunidad

Ofrenda del día

Dios mío, te ofrezco todas las acciones que hoy realice por las intenciones del Sagrado Corazón y para su gloria. Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis pensamientos y mis obras más sencillas uniéndolo todo a sus méritos infinitos, y reparar mis faltas arrojándolas en el horno ardiente de su amor misericordioso Dios mío, te pido para mí y para todos mis seres queridos la gracia de cumplir, con toda perfección, tu voluntad y aceptar, por tu amor, las alegrías y sufrimientos de esta vida pasajera para que, un día, podamos reunirnos en el cielo por toda la eternidad. Amén

¡Gracias! 303 personas oraron

8 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Transforma tu cotidiano con Santa Teresita del Niño Jesús

Me inscribo