Evangelio según San Lucas 18,1-8.

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;
y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres,
pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto.
Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".

Comentario del Evangelio

San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), presbítero, fundador
Homilía del 26/03/67 en 'Es Cristo que pasa'

«Orad sin cesar» nos manda el apóstol Pablo (1 Tes 5,17). Recordando este precepto, Clemente de Alejandría, escribe: «Se nos ha mandado alabar y honrar al Verbo, que sabemos es el Salvador y el Rey, y pro él, al Padre, y no tan sólo unos días escogidos, como lo hacen otros, sino constantemente a lo largo de toda nuestra vida y de todas las maneras posibles».

En medio de las ocupaciones de la jornada, en el momento de vencer la tendencia al egoísmo, cuando experimentamos el gozo de la amistad con otros hombres, entonos esos momentos el cristiano debe encontrarse con Dios. El cristiano, por Cristo y en el Espíritu, Santo accede a la intimidad con Dios Padre, recorre su camino buscando ese reino que, a pesar de no ser de este mundo (Jn 18,36), se prepara y comienza ya en este mundo.

Es necesario encontrarse frecuentemente con Cristo, en la Palabra y en el Pan, en la eucaristía y en la oración. Y encontrarse frecuentemente con él tal como se frecuenta a un amigo, un ser real i viviente como es Cristo puesto que está resucitado... Cristo, Cristo resucitado, es el compañero, es el Amigo. Un compañero que sólo se deja ver en la penumbra, pero cuya realidad llena toda nuestra vida y nos hace desear su compañía definitiva. El Espíritu y la Esposa dicen: « ¡Ven!» Y el que oiga, diga: « ¡Ven!» Y el que tenga sed, que se acerque, y el que quiera, reciba gratis agua de la vida... Dice el que da testimonio de todo esto: «Sí, vengo pronto.» ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22,17.20).


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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