Las cartas de San Pablo
Miremos en las segundas cartas a los Corintios, la realización del plan de Dios, la acción del Espíritu, el misterio de la cruz y la resurrección:
Lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.
Somos incienso de Cristo ofrecido a Dios,
Es evidente que sois carta de Cristo, escritas no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones de carne.
Más todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor.
Nos os unzáis en yugo desigual con los infieles: ¿qué tienen en común la justicia y la maldad?,¿Qué relación hay entre la luz y las tinieblas?, ¿qué pueden compartir el fiel y el infiel?, ¿qué acuerdo puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos templo del Dios vivo.
Muy a gusto me glorío de mis debilidades para que resida en mí la fuerza de Cristo. Cristo no es débil con vosotros, sino que muestra su fuerza entre vosotros. Pues es cierto que fue crucificado por causa de su debilidad, pero ahora vive por la fuerza de Dios.
Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6