20 de diciembre - Quinto día

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Quinto día (20 de diciembre)

En este quinto día de la Novena de Aguinaldos inundemos nuestro hogar con los ritmos de este alegre  Villancico.

 






Burrito Sabanero

Con mi burrito sabanero voy camino de Belén,
Con mi burrito sabanero voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.

Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando.
Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.

El lucerito mañanero, ilumina mi sendero,
El lucerito mañanero, ilumina mi sendero.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.


Tuqui Tuqui Tuquituqui, Tuquituqui Tu qui Ta.
Apúrate mi burrito que ya vamos a llegar.

Tuqui Tuqui Tuquituqui, Tuquituqui Tu qui Ta.
Apúrate mi burrito que ya vamos a ver a Jesús!

Con mi burrito sabanero voy camino de Belén,
Con mi burrito sabanero voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.

Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando.
Con mi cuatrico voy cantando y mi burrito va trotando.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.

El lucerito mañanero, ilumina mi sendero,
El lucerito mañanero, ilumina mi sendero.
Si me ven, si me ven voy camino de Belén,
Si me ven, si me ven voy camino de Belén.

 



 





Oración para todos los días

Oración a Dios Padre


Benignísimo Dios de infinita caridad,

que tanto amasteis a los hombres,

que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor

para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen

naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio;

yo, en nombre de todos los mortales,

os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y

demás virtudes de vuestro hijo humanado,

suplicándoos por sus divinos méritos,

por las incomodidades en que nació y

por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre,

que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda,

con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno,

para que Jesús recién nacido

tenga en ellos su cuna y more eternamente.

¡Amén!



Se reza 3 veces Gloria al Padre... 

 



 




Consideración para el quinto día

Versión original

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre. Veamos hoy también la vida que llevaba María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hay de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la Encarnación y el modo cómo hemos de corresponder a ellos.

María no cesaba de suspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz del Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que había de iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos, cuyos rayos debían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, a cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura.

Haría todo lo que quisiese de aquella Faz Divina; podría estrecharla contra la suya, con toda la libertad del amor materno; cubriría de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia de todos los hombres; lo contemplaría a su gusto durante su sueño, o despierto hasta que le hubiese aprendido de memoria… ¡Cuán ardientemente deseaba ese día!

Tal era la vida de expectativa de María; era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús habitando en María, sino pensemos que en nosotros también habita por esencia, potencia y presencia. Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que somos capaces de cumplir, y por nuestra cooperación a la gracia; de manera que el alma que se haya en gracia, es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión, Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente, como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María, está también en el Santísimo Sacramento.

¿Qué es todo eso sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa tan llena de delicias como la suya?

¡Amén!

 



 




Reflexión

Contemplemos hoy a María, aprendamos de ella a acoger al Niño Dios que por nosotros nació en Belén. Ella meditaba silenciosamente esos acontecimientos extraordinarios en los que Dios la había implicado. "María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón". (Lucas 2:19). El verbo griego usado en su versión original, sumbállosa, en su sentido literal significa "poner juntamente" que nos evoca un gran misterio que es preciso descubrir poco a poco.

El Niño recién nacido que llora en el Pesebre, aún siendo en apariencia semejante a todos los niños del mundo, al mismo tiempo es totalmente diferente: él es el Hijo de Dios, es Dios, verdadero Dios y verdadero hombre. Este misterio –la Encarnación del Verbo y la Maternidad Divina de María– es grande y ciertamente no es fácil de entender con la sola inteligencia humana.

Sin embargo, es con María que podemos captar con el corazón, lo que los ojos y la mente no logran percibir ni pueden entender. En efecto, se trata de un don tan grande que sólo con la fe podemos acoger, aún sin comprenderlo todo. Y es precisamente en este camino de fe donde María nos sale al encuentro, nos ayuda, y nos guía. Ella es madre porque engendró en la carne a Jesús; y porque se adhirió totalmente a la voluntad del Padre.


La mismísima maternidad divina no hubiera tenido valor alguno para la Virgen María, si no hubiera llevado a Cristo en su corazón, con una suerte mayor que cuando lo concibió en la carne. – San Agustín, Desancta Virginitate 3,3


Y en su corazón María siguió conservando, "poniendo juntamente" los acontecimientos sucesivos de los que fue testigo y protagonista... [...] 


Sólo conservando en el corazón, es decir, poniendo juntamente todo lo que vivimos, podemos entrar, siguiendo los pasos de María, en el misterio de un Dios que por amor se hizo hombre y nos llama a seguirlo por la senda del amor, un amor que es preciso traducir cada día en un servicio generoso a los hermanos.


Que el frágil Niño que la Virgen presenta al mundo nos haga agentes de paz, testigos de Él: Príncipe de la paz.


Extractos de la Homilía, Enero 1, 2008 - Papa Benedicto XVI - San Pedro, Roma, Italia


 




Oración a la Santísima Virgen

Soberana María,

que por vuestras grandes virtudes y

especialmente por vuestra humildad

merecisteis que todo un Dios

os escogiese por madre suya,

os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma

y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena

para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.

¡Oh, dulcísima madre!

comunicadme algo del profundo recogimiento y

divina ternura con que lo aguardasteis vos,

para que nos hagáis menos indignos de

verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

¡Amén!



Se reza 9 veces Dios te Salve María... 

Gloria al Padre...

 



 




Oración a San José


¡Oh, Santísimo José, esposo de María y

padre putativo de Jesús!

infinitas gracias doy a Dios porque os escogió

para tan soberanos misterios y

os adornó con todos los dones

proporcionados a tan excelente grandeza.

Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño,

me abracéis en fervorosos deseos

de verle y recibirle sacramentalmente,

mientras en su divina esencia

le veo y le gozo en el cielo.

¡Amén!


Padre Nuestro...

Dios te Salve María... 

Gloria al Padre... 

 





 










Gozos para todos los días

Aspiraciones para la llegada del Niño Dios.


 






Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Oh, Sapiencia suma
del Dios soberano,
que al nivel de un niño
te hallas rebajado!
¡Oh, Divino infante,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 









¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
diste los mandatos!
¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos,
y que un niño débil
muestre fuerte brazo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Oh, raíz sagrada
de José que en lo alto,
presentas al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Llave de David
que abre al desterrado,
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano,
de la cárcel triste,
que labró el pecado.

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 











¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño,
da al mísero amparo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño,
Ven Dios humanado!
¡Luce Dios estrella,
brota, flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven, que ya María
previene sus brazos,
do su niño vean
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Del débil auxilio,
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven ante mis ojos
de Ti enamorados!
Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra
te tiendo mis brazos
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven, Salvador nuestro,
por quién suspiramos!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!





















Oración al Niño Jesús

Acuérdate, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!

que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento

y en persona suya, a todos tus devotos,

estas palabras tan consoladoras

para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:

"Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".


Llenos de confianza en Ti, ¡oh, Jesús!

que eres la misma verdad,

venimos a presentarte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa

para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos infinitos

de tu Encarnación y de tu Infancia,

la gracia de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño Omnipotente!

seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y

de que en virtud de tu Divina Promesa,

acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica.

¡Amén!

 



 





Acción concreta:

Oremos por los niños y jóvenes de nuestra comunidad, en especial por aquellos que sufren por la ausencia de sus padres, o de la estabilidad familiar que tanto se necesita. Tengamos gestos de compasión y respeto hacia los que sufren a causa de los vicios, de la droga, el alcohol, y las redes sociales mal utilizadas. Pidamos la intercesión del Niño Jesús para que todos ellos encuentren la luz del Niño Jesús y sientan su amor y cercanía.


 


 



¡Villancicos, golosinas y alegría a doquier!




Recordad: Es una vanidad nociva el querer aparecer fuertes ante otros hermanos y compañeros mediante las peleas, las palabrotas, los golpes, la ira, la venganza. Me dirán que todos hacen lo mismo. Yo les digo: « mal hecho »; si quieren ser fuertes, séanlo con su ánimo, con su comportamiento; aprendan a dominarse; sepan también perdonar y vuelvan de nuevo a ser amigos de aquellos que los han ofendido: así serán cristianos de verdad. Jamás odien a alguien. No sean orgullosos ante otros jóvenes o personas de distinta condición social, o de otros países. No actúen jamás por interés egoísta, por despecho, ni por venganza” – Papa Juan Pablo II, Diciembre 8, 1977, Vaticano




 





 

Oración de la comunidad

Oración por la Alegría del Mundo

Querido Dios, ¡Tú eres la alegría para el mundo! ¡El Señor de nuestra vida y de nuestra historia, de nuestros gozos y de nuestros momentos de felicidad! Mientras nos preparamos para tu venida gloriosa, también preparamos nuestros corazones para que Tú los moldees a semejanza del tuyo. Tú eres la razón por la que sonreímos todos los días. Eres la razón por la que estoy tan lleno de alegría que quiero ¡cantar alabanzas!, cantarle al mundo todo el bien con que has colmado mi vida y la de mi familia. Padre, el amor, la gracia y la misericordia que has tenido para con nosotros, ha llenado nuestro mundo y nos mantiene la esperanza viva de permanecer contigo cuando llegue la hora en que nos llames a la Casa del Padre. Tú has llenado mi copa a rebosar de alegría, y rezo para que cuando los demás vean, a mi familia o a mí, puedan ver el rostro de tu amor, el rostro de tu bondad y el de tu alegría, ¡el rostro de Jesús! Gracias Padre, por este maravilloso don de la alegría que ha llegado a nosotros a través del nacimiento de nuestro Rey y Salvador, Señor nuestro. ¡Te amamos! ¡Amén!

¡Gracias! 133 personas oraron

3 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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