Darse sin reservas
La vocación del hombre es la comunión con Dios. El hombre no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador.
El amor no es una virtud más, hace virtuosas todas las demás. Por eso el juicio será sobre el AMOR.
El trato que tienes con Cristo es directamente proporcional al amor que le tienes, al amor que te inspira, al amor que has descubierto cuando te has encontrado con Cristo. Cuando amas, cuidas, oras, actúas para complacer al amado. Buscas mejorar tus defectos, superarte para agradar en todo lo que puedas al amado. Buscas unirte a su deseo de amar a los demás, porque en la caridad está tu felicidad y por consecuente tu propio bien.
Dios no te ama a medias, no te ama por lo bueno que eres. Dios te ama por tu débil capacidad a amarLe.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6