El Amor quiere ser amado

Queridos amigos:

El otro día nuestro amigo Pepe nos comentaba que le resultaba difícil la oración pero que gracias a descubrir que también le pasaba eso a los santos se había animado a perseverar y a no esperar resultados inmediatos. ¡Qué sabias estas palabras! Me alegré mucho de leerlas y  seguro que Dios se alegró mucho más. Con lo que Él nos quiere, Pepe. Le encantaría saber que tú habías optado por perseverar con El, sin entender mucho, sin obtener mucho, sin saber muy bien a dónde vas. ¿No nos pasa a todos esto? ¿No es nuestra vida espiritual un caminar en desnudez y oscuridad la mayoría de las veces?

Podemos adivinar la alegría de Dios en ver que nos decidimos a quererle, a seguirle, a estar todos los días un rato con Él. ¿Te ha pasado a ti alguna vez que querías a alguien y sin embargo a esa persona le resultabas indiferente? Querer y no ser querido nos causa un gran dolor ¿verdad? O cuando has querido alguna vez mucho a una persona y luego descubriste que ella solo estaba contigo por interés, porque quería algo de ti.  ¿Lo has experimentado? ¿Es doloroso verdad?

¿Y es que Dios que es el Amor de los amores no va a querer también ser amado? ¡Su Amor es tan fuerte! Nos rodea, nos envuelve, nos persigue, tiene celos de nosotros, nos busca, nos engancha. Es un Amor que podemos adivinar en todos los ojos que nos miran con ternura, en un soplo de aire en una cálida tarde de verano, en el rayo de sol que nos calienta, en tantas cosas. Y también es un Amor que se esconde para que le deseemos mucho más. Es un Amor que desea ser amado. Y nosotros nos ponemos al cobijo de ese Amor cada vez que tenemos un rato de oración con Dios. Por eso perseveremos, sintamos o no sintamos, entendamos o no, porque queremos recibir su Amor y corresponder a Él. ¡Y qué mayor muestra de Amor nos ha hecho Dios que entregarnos a Cristo! Con Jesucristo Dios nos lo entregó todo.  Algo así dice así San Juan de la Cruz en este texto "La Oración del Alma enamorada". Como complemento al texto os pongo el enlace a un video basado en él .  

"¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío? ¿Por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres. ¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste? No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero. ¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón? Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón."

Oración del alma enamorada

¡Hasta la próxima semana queridos amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 275 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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