Oracio de la Restauración
Hay momentos, Madre mía, en que mi alma se siente, en lo que tiene de más profundo, tocada por una nostalgia inexpresable.
Tengo nostalgia de la época en la que yo Os amaba y Vos me amabais en la atmósfera primaveral de mi vida espiritual. Tengo nostalgia de Vos, Señora, y del paraíso que ponía en mí la gran comunicación que yo tenía con Vos.
¿No tenéis también Vos nostalgia de ese tiempo? ¿No tenéis añoranzas de la bondad que había en aquel hijo que yo fui?
Venid, pues, ¡Oh! la mejor de todas las Madres, y por amor a lo que florecía en mí, restauradme. Recomponed en mí el amor a Vos y haced de mí aquel hijo sin mancha que yo habría sido, si no fuese por tanta miseria.
Dadme un corazón arrepentido y humillado, y haced lucir nuevamente ante mis ojos, aquello que con el esplendor de vuestra gracia, yo comenzara a amar tanto y tanto.
Acordaos, Señora, de este David y de toda la dulzura que en él pusisteis. Así sea.