Pequeño sacrificio
Extracto
Imposible decirle, Madre, cómo me molestaba aquel ruidito. Sentía unas ganas enormes de volver la cabeza y mirar a la culpable, que seguramente no se daba cuenta de su manía. Era la única forma de hacérselo ver. Pero en el fondo del corazón sentía que era mejor sufrir aquello por amor de Dios y no hacer sufrir a la hermana. Así que seguía quieta y trataba de unirme a Dios y de olvidar el ruidito...
Todo inútil. Me sentía bañada de sudor, y me veía forzada a hacer sencillamente una oración de sufrimiento.
Pero a la vez que sufría, buscaba la manera de hacerlo sin irritarme, sino con alegría y paz, al menos allá en lo íntimo del alma. Trataba de amar aquel ruidito tan desagradable: en vez de procurar no oírlo (lo cual era imposible), centraba toda mi atención en escucharlo bien, como si se tratara de un concierto maravilloso, y pasaba toda la oración (que no era precisamente de quietud) ofreciendo aquel concierto a Jesús.
En otra ocasión, en la lavandería, tenía enfrente de mí a una hermana que, cada vez que golpeaba los pañuelos en la tabla de lavar, me salpicaba la cara de agua sucia. Mi primer impulso fue echarme hacia atrás y secarme la cara, con el fin de hacer ver a la hermana que me estaba asperjando que me haría un gran favor si ponía más cuidado. Pero enseguida pensé que sería bien tonta si rechazaba unos tesoros que me ofrecían con tanta generosidad, y me guardé bien de manifestar mi lucha interior. Me esforcé todo lo que pude por desear recibir mucha agua sucia, de manera que acabé por sacarle verdadero gusto a aquel nuevo tipo de aspersión e hice el propósito de volver otra vez a aquel venturoso sitio en el que tantos tesoros se recibían.
Madre querida, ya ve que yo soy una alma muy pequeña que no puede ofrecer a Dios más que cosas muy pequeñas. Con todo, muchas veces me ocurre que dejo escapar algunos de esos pequeños sacrificios que dan al alma tanta paz. Pero no me desanimo por eso: me resigno a tener un poco menos de paz, y procuro poner más cuidado la próxima vez.
Manuscrito C Folio 31 r
Intención de Oración
Sólo por hoy, con la intercesión de Santa Teresita, regalemos un pequeño sacrificio a Jesús
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6