La misión que tiene Dios para cada uno siempre es desproporcionada a nuestras fuerzas. Véanse la historia de Jonas en la Biblia. Dios tiene para Jonas una misión pero él piensa que no es para él, y prefiere  sus proyectos personales y evitar ver el bien del plan de Dios sobre su vida.

¿Estamos tapando los planes de Dios con nuestros planes y proyectos personales?

La búsqueda vocacional no es ante todo una realización personal, porque Jesucristo en la cruz, no estaba realizado humanamente; pero era lo que Dios quería. Dios tiene para cada uno un traje a medida, hecho para cada uno; pero a lo mejor no cuadra con los gustos aparentes.

¿Cómo puede uno discernir y saber el plan de Dios? 

Si por ejemplo ve a los que entran en el seminario o convento y le parece difícil pero a la vez piensa que le sería fácil; esta mezcla de admiración y "yo podría hacerlo" con la producción de excusas como las de Jonas para no escuchar la llamada de Dios a su plan.

Sólo se puede ser feliz como Dios quiere que seamos felices, siendo santos. 

Cuando percibe cuál es la voluntad de Dios y se adhiere a ella, encuentra la paz y la felicidad que nada le da más. Y la percibe de una forma que nadie se lo ha transmitido. Es un estado del alma y un impulso profundo del corazón.

¿Por qué no ponerte delante de Dios y decirle de una vez "Señor que quiere de mí"? Libre de todo condicionalmente, de la presión, del ruido, de los miedos, de las ideas que tiene de uno mismo.