DÍA CUARTO- 11 DE OCTUBRE

Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. 

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén. 

 

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mio, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta: ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

 

Oración preparatoria para todos los días

¡Oh glorioso San Gerardo!, doy gracias a Dios quien os ha coronado en el Cielo con tan grande gloria y os ha elevado a un trono tan excelso entre los Santos y Angeles del Paraíso. Ahora, mientras gozáis de la bienaventuranza celestial, no os olvidéis de mí, vuestro siervo y devoto. Mirad los peligros que me amenazan, los males y miserias que me agobian. Emplead vuestro poder y valimiento cerca de Dios para socorrerme en mi necesidad. Dios, quien durante vuestra vida oía siempre vuestras súplicas, no desatenderá vuestros ruegos ahora cuando estáis cerca de Él en el reino de la gloria. Rogad por mí y obtenedme, por la intercesión de María Santísima, las gracias que os pido en este piadoso ejercicio. Amén.

 

Reflexión

Considera, alma cristiana, que el amor de Dios debe ser el principal motivo de todas nuestras obras y oraciones. ¿Amas a Dios con todas tus fuerzas? Acuérdate de lo que dice San Gregorio Papa: “La verdadera prueba del amor son las obras”. ¿Prueban tus obras que, amas a Dios? ¿Cumples siempre y sin reserva a ejemplo de San Gerardo la divina voluntad expresada en los mandamientos de Dios y de la Iglesia y en las particulares obligaciones de tu estado? ¿Te conformas con las disposiciones de la Providencia, en la hora de la prueba? No te canses de pedir al Señor el precioso don de su santo amor.

 
 No es buen cristiano el que no ama de veras a María Santísima. María es la Madre de Jesús, y no puede preciarse de ser verdadero amante de Jesús el que no ama también a su Santísima Madre. Alma mía, ¿eres devota de la Virgen? ¿Tratas de honrar con tus obsequios a tu Madre del Cielo? La devoción a María –dicen los santos– es señal segura de pertenecer al número de los predeterminados a la Gloria. Pero no te olvides, alma cristiana, de que no eres verdadera devota de María si no huyes del pecado y la ocasión próxima de pecar.

 

Oración para el día cuarto

¡Oh bendito y glorioso Gerardo, volcán de amor de Dios, serafín en la tierra, y dechado de todas las virtudes!, compadeceos de nosotros, que tan tibios nos hallamos en el servicio de Dios y tan fríos en la verdadera caridad; y ya que tanto podéis con el Dador de todo don perfecto, alcanzadnos la gracia de emprender eficazmente la práctica del amor a Dios, para qué, elevados por su medio sobre las cosas terrenas, lleguemos en esta vida a la consideración de las celestiales, y después de nuestra muerte a la posesión de la eterna mansión de la Gloria. Alcanzadnos también una tierna, constante y filial devoción a la Reina de los Ángeles. Ya que tanto habéis deseado en la tierra ver propagada en todas partes y en todos los corazones una devoción tan saludable, no lo habéis de desear menos ahora que estáis en el Cielo a los pies de vuestra Santísima Madre, contemplándola cara a cara, hablándola y obsequiándola como Ella merece; por tanto os suplicamos humildemente que os hagáis nuestro abogado para con Ella, a fin de que nos mire como tierna Madre, se compadezca de nuestras necesidades espirituales, y sobre todo, de nuestra falta de amor de Dios, y nos bendiga desde el trono que ocupa en la Gloria y, haciéndonos perseverar en el servicio divino y en la devoción hacia Ella hasta el último momento de nuestra vida, tengamos la dicha de llegar por su medio a la eterna mansión de la Gloria. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

 

Meditación: San Gerardo y su amor por Dios y a la Santísima Virgen

Era el tercer domingo de Mayo, y se celebraba solemnemente en la Catedral una fiesta a la Inmaculada Concepción. Expuesta se hallaba la imagen de María a la pública veneración; ya se disponían a sacarla en procesión, cuando Gerardo, que contaba a la sazón unos diecisisete años, después de haber orado con gran fervor delante de Ella, se levantó con el rostro inflamado como un serafín, abalánzase hacia la estatua, quítase el anillo que en el dedo llevaba, y con filial amor y sorpresa de los que la escena presenciaban, lo pasa a un dedo de la Virgen, exclamando de modo que lo pudiese oír toda la multitud reunida: “Vedme ya desposado con Nuestra Señora”, como si dijera: “Ya no me pertenezco a mí, soy de María y a ella le consagro irrevocablemente mi pureza virginal”. La Reina del Cielo aceptó la ofrenda de su fiel servidor y le alcanzó la gracia de guardar en cuerpo y alma, pureza de Ángel.

Había cerca del convento donde vivía nuestro Santo, un pobre ciego que cantaba con primor y tocaba la flauta con mucha maestría. Gerardo, que le conocía muy bien, cierto día le dijo: “Felipe, toca para alegrar a los pobres”. –“Y ¿qué toco?”, repuso el ciego.

– “Toca aquel cántico”, añadió el Santo, “que comienza:

En Ti; mi Dios, sólo ansío
 Tu querer y nunca el mío”.

Apenas el ciego comenzó la melodía, Gerardo, como ebrio de alegría, comenzó a agitarse y a saltar, repitiendo: “Tu querer y nunca el mío”. Alzó los ojos al Cielo, extendió las manos y se levantó del suelo cual flecha disparada por robusto brazo. 

 

INVOCACIONES A SAN GERARDO
  . Oh San Gerardo, cuya santidad, bondad y milagroso poder han hecho nacer en mi corazón tan viva confianza,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. En mis luchas contra el demonio, el mundo y las malas pasiones, para que consiga la victoria,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Si la costumbre de pecar impusiere a mi alma un yugo vergonzoso, para que, junto con la gracia, vuelva a hallar la santa libertad de los hijos de Dios,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Si tuviere la desgracia de abusar de los Sacramentos de la Penitencia y Eucaristía, para que, en adelante, confiese y comulgue con buenas disposiciones,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Si por la injusticia de los hombres, me viere blanco y víctima de calumnias, vejámenes y malos tratamientos, para que perdone, olvide y devuelva bien por mal,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. En las pruebas de la vida, enfermedades, pesares, falta de éxito, reveses de fortuna, para que lleve todo con resignación cristiana,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. En el cumplimiento de mis deberes de estado, a fin de que, por amor a Dios, los desempeñe con entera fidelidad,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Para que practique las virtudes que santifican a los elegidos: la humildad, la caridad, la mortificación, la obediencia y el santo abandono a la voluntad de Dios,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Para que vuestros ejemplos de celo me lleven a emplearme con valor en la salvación del prójimo,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Para que muera en la gracia y amistad de Dios auxiliado por Jesús y por María,

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

. Rogad por nosotros, San Gerardo.

. Rogad por mí, compasivo protector.

 

Oración

Oh Dios, que quisisteis atraer desde su juventud al beato Gerardo para hacerlo conforme a la imagen de vuestro Hijo Crucificado, haced, os lo pedimos, que al imitar sus ejemplos, reproduzcamos en nosotros este divino Modelo. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de la comunidad

Oración para la maternidad

Oh Buen San Gerardo , poderoso intercesor ante el trono de Dios, tu que haces maravillas en nuestro dia, te invoco y solicito tu ayuda. Tu, que mientras viviste en la Tierra, siempre cumpliste con los designios de Dios, ayudame también a hacer siempre la Santisima Voluntad de Nuestro Señor. Ruegale al Maestro de la Vida, de quien procede toda la paternidad, que me bendiga con la gracia de la maternidad y que pueda criar hijos de Dios en esta vida y herederos del reino de Su Gloria de la vida que vendrá. Amén.

¡Gracias! 19 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a San Gerardo María Mayela

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