Dios creador, Padre, alfarero de nuestra alma
"¿No puedo hacer yo con vosotros lo mismo que este alfarero?declara el Señor" (Jr18,6).
No nos tenemos que esconder de Dios, sino buscar lo que quiere de nosotros, lo que intenta decirnos, y cambiar en nosotros. Aceptemos el tiempo que dure la transformación. No somos perfectos, y la purificación está siempre aconteciendo.
Dios se identifica con el alfarero, se ve con nosotros; está con nosotros.
Dios habla, pide que le oígamos. No resistamos a su voz, Él transforma. Lo que piensas no dura, porque Dios transforma. Estemos dispuestos a ello, sin miedo ni cautela. Cuánto más parecido a Cristo seas, mejor decisiones tomarás.
La clave es el amor transformante, la acción de Dios sobre tí. Las tentaciones peores son las que están vacías de Dios, las acciones que solo serían llevadas por tí. Pongámonos en manos de Dios, siempre será para mejor.
Ábreme a tu amor, a la abundancia, lo generoso, lo gratuito de tu amor.
Sabemos que Dios es Padre
Tomemos conciencia de su presencia en el alma. Dejémonos tocar por la revelación de Dios, entremos en la filiación de Dios con su Hijo; lleguemos al deseo ardiente de dar a conocer a todos los hombres el amor de Dios.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6