4º NOVENA AUDAZ EN EL RIESGO
Cuarto día:
TRANSFORMADO EN LA ORACIÓN
Dios no cambia. Para poder estar con El tenemos que cambiar nosotros: renunciar a creemos importantes, acercarnos a El que siempre nos está esperando, adentramos en El, abrimos, eso es lo definitivo, es la oración más importante. Entonces cada oración nos purifica, purifica nuestro ambiente y nos permite respirar ese " aire" que tanto necesitamos.
(POR UNOS MOMENTOS MIREMOS LA IMAGEN DEL FUNDADOR DE SCHONSTATT EN SILENCIO)
Está de rodillas en el Santuario, en el comulgatorio. Reza. Es todo recogimiento, atención, disposición. No está en la superficie, sino en la profundidad, muy cerca de Dios, en su humilde sencillez, totalmente receptivo porque está vacío de sí mismo. A los que se confiaban a su conducción los inducía a vivir constantemente en la presencia de Dios, a estar siempre en comunicación con El durante el día, a no esperar gracias extraordinarias sino a encontrarlo con fe sencilla y responder a su amor en el "éxtasis" de la renuncia a los propios deseos. Aquí está de rodillas un hombre en cuya vida todo fue conducido por Dios. Su oración fue camino libre para Dios, y donde El puede entrar transforma, obsequia con su magnificencia.
Reflexión: ¿Soy uno de aquellos que sólo nombran a Dios cuando lo necesitan?
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6