Quien posee el amor tiene a Dios.
Como te ha complacido que el abismo de mis pecados atrajera al abismo de tus misericordias, y que se hundieran en el océano de tu amorosa bondad, que ha abierto y desbordado sobre mí las cataratas de sus gracias, cuyas olas se alzan y redoblan sobrepasando mis pen-samientos, adoro tu generosidad y me pierdo en ellos diciendo con el Profeta: Tus torrentes y tus olas me han arrollado (Sal_41_8b).
La sangre de tus mártires es semilla de fe y de cristianos; pero la tuya, oh mi divino esposo, es la semilla del amor en nuestros corazo-nes, la cual se difunde mediante la inhabitación de tu Santo Espíritu, el cual llena el alma con plenitud. La adorna como un cielo exaltado donde habita la Trinidad entera. Trinidad que es Dios. Dios es amor. Quien posee el amor tiene a Dios.
Mediante esta semilla incorruptible de tu sangre, oh mi Amor, nos haces hijos de tu Padre celestial y hermanos adoptivos tuyos. San Pablo te apropia estas palabras, que diriges a tu divino Padre: Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. En él pondré yo mi confianza: Aquí estoy yo con los míos, los que Dios me ha dado. Por eso, como los suyos tienen todos la misma carne y san-gre, también él asumió una como la de ellos (Hb_2_12s).
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6