Hoy los invito a reflexionar sobre nuestra infancia espiritual.

Cuando pensamos en infancia espiritual, que pensamos?

Seguramente sea en ser cómo niño, como hoy el evangelio nos marca en la lectura, pero acaso no va más profundamente la infancia espiritual? O solo se trata en actuar como niño?

Hay un sentimiento muy hermoso, y que creo que todos deberíamos de experimentar un día, que es el sentirse tan pequeño e insignificante, que no sabemos para donde ir, que decir, como actuar... Tan cual un niño que aún no aprendió a caminar, comer o hablar... 

Cuando experimentamos ese sentimiento, el espíritu nos impulsa solo en una dirección... Buscar a Dios Padre, y es el quién nos toma de la mano, nos marca para donde caminar y caminar juntos con nosotros... Tal como un padre amoroso educa, enseña y protege a sus hijos, Dios nos acompaña y modela con amor y firmeza 

En sentir la infancia espiritual, y vivirla, es estar en la plena confianza de que junto a mi padre no debo tener porque él me cuidará, aún cuando no lo entiendo...

Hace un tiempo escuché una homilía donde decían, "nosotros le pedimos a Dios algo y nos enojamos cuando no nos lo da, pero Dios sabe si eso era bueno para nosotros o no, el nos educa como un padre cuando no le quiere dar un cuchillo a su hijo para no lastimarse, el niño seguramente haga su berrinche, pero el padre no permite que el se lastime le da la libertad de enojarse, pero cuando el niño crece su padre si le da el cuchillo, en el momento y tiempo justo".

Esa homilía me pide reflexionar sobre cómo actuó yo ante la negativa de Dios, que me ama, y seguramente en mi dolor de no tener lo que quiero/deseo, pueda pedirle que me dé un gran abrazo de amor, esos abrazos que reconfortan el alma.

Por ello hoy confiemos como niños ante Dios, confiemos en que su mano nos brinda la caricia, y el nos ama desde nuestra pequeñez, desde nuestras falencias, tal como el nos creó. 

Pidamos a María, que nos ayude a ser niños, tal como ella se posicionó ante Dios, con gran pequeñez y humildad, sabiendo que somos desvalidos y solo con Dios podemos caminar recto, y que sin nuestro papá educandonos todo es más difícil.

Que tenga un hermoso sábado, que Dios los bendiga y les de la gracia de sentirse realmente niños ante él.