Hoy los invito a reflexionar acerca de nuestra misión apostólica primordial, "llevar el evangelio al mundo".

Siguiendo el mensaje de Dios de anunciar la buena noticia al mundo, el envío apostólico que recibimos es muy grande... Innumerables personajes de la historia del mundo han trabajado por ese ideal del mundo, muchos llamados a ser Santos, otros mártires, otros colaboradores en la obra redentora no con renombre pero si con primordial importancia... Yo los llamo, los santos de la vida diaria... Gracias a Dios conozco hoy en día, muchos de estos santos que muy probablemente no reciban una canonización... Pero en si, importa el título humano del ser "Santo"? O debe importarnos que Dios nos vea cómo Santos?

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Evangelizamos? Realmente Evangelizamos? O decimos que Evangelizamos?.

Cómo me vera Dios al final de mis días? Podrá Dios decirme, "haz sido un buen hijo"? "Haz llevado la buena noticia a quienes lo necesitaban"? 

Un camino, diría que obligatorio, que todos debemos tomar para ser cómo esos grandes evangelizadores de la historia, es el de ponernos en manos del espíritu santo, él es quien puede y usa nuestro corazón para que seamos instrumento de la Trinidad Santísima en la tarea evangelizadora del mundo...

Un poco en sintonía con lo que venimos reflexionando nos lleva a pensar, cómo me vínculo con la Santísima Trinidad y María para ser instrumento evangelizador? Cómo llevo adelante mi llamado? Lo pongo como prioridad o lo dejo para "cuando tengo tiempo"?

Son preguntas a realizarnos día a día... Nuestro más alto ideal es ser cristos en el mundo, y como decía el Padre José Kentenich "ser pequeñas Marías" en el mundo.

Que tengan un bendecido jueves, y a preparar los corazón para salir en evangelización del mundo.