San Francisco de Asís nació en "el corazón verde de Italia": en la bella región boscosa de Umbría, conocida hoy también por sus trufas, vinos y construcciones medievales. 

Allí, en la colina de Asís, San Francisco creció , educado entre la nobleza y el comercio, gracias a la ascendencia noble de su madre Pica y del trabajo como mercader textil de su padre, Pietro di Bernardone. 

Hoy en día, San Francisco de Asís es uno de los santos más queridos en el mundo entero, y es considerado el patrono de los ecologistas y el santo de la gente pobre y sencilla.  Su fiesta se celebra el 4 de octubre.

San Francisco de Asís siempre iba derramando amor sobre todas las criaturas del universo, y eso lo hacía sentir cada vez más unido a la obra de Dios en el mundo.  Francisco de Asís fue un gran amigo de la naturaleza: de los animales, las plantas, la tierra, el agua, el viento, el sol y la luna; de hecho, él llamaba a todos los seres vivos, 'hermanos', porque son criaturas hechas por Dios, a los cuales quería con toda su alma.

Él alababa con cantos al Señor por sus hermanos los hombres y los animales, además, quería que el fuego, el frío y el calor alabasen también al Señor. Francisco de Asís convencía a todos para que adoraran la grandeza de Dios reflejada en toda la naturaleza.

Un día en que estaba rezando con toda devoción, el Señor le hizo un gran regalo: mandó sobre sus manos, pies y costado, las mismas heridas que tuvo Jesús en la Cruz: Francisco de Asís se convirtió así en un elegido de Dios, que llevaba las señales de la Pasión de Cristo.

¡Paz y bien!