Día 7: ¡Encontrar la esperanza en lo incomprensible!

María y la cruz: ¡Encontrar la esperanza en lo incomprensible!


“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.” (Juan 19:25)


La reflexión de hoy para nuestra vida:

A veces parece que la vida sólo nos ofrece golpes, ante los cuales es difícil contener la incomprensión y la rebeldía. “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” “¡Nunca saldré de esta!” “Dios mío, ¿Dónde estás en todo esto?”. Los golpes, nadie quiere recibirlos. El sufrimiento, a nadie le gusta. 

Hasta Cristo vivió la angustia del sufrimiento:

 Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. (Mateo 26:39) 

¿Qué quiere decir entonces: aceptar el sufrimiento? ¿Cómo percibimos en la seguridad de nuestro mundo a aquellos que sufren? ¿Cómo aceptamos las pruebas, grandes o pequeñas?


La reflexión de hoy con María:

María ve a su hijo humillado e insultado, y después, abrumado por el sufrimiento, clavado ante ella. Ella esta ahí, y no puede hacer nada. La muerte es un desgarramiento. Para María, a quien el ángel le había dicho que su Hijo reinaría, la Cruz debía parecerle humanamente incomprensible. Pero la Virgen había pronunciado un SI total

Misteriosamente María conserva la misma confianza con la que pronunció el sí a Dios. Esta confianza es la fuente de su esperanza, lo que la hace mantenerse en pie cerca de la Cruz. Ella no es pasiva, sino energizada por su fe en la Resurrección y el Cielo que desde ya, ella vislumbra sobre nuestras cabezas. María nos muestra que en el sufrimiento está la luz: la esperanza del amor eterno de Dios. Observémosla para mantener en nuestras vicisitudes la confianza en Dios, de la cual brota nuestra esperanza.

“María es la Madre del crucificado resucitado: permanece al lado de nuestras cruces y nos acompaña en el camino hacia la resurrección y la vida plena”.
Papa Francisco - Vaticano, Dic. 6, 2013

Al pie de la cruz, ella se compromete a amarnos de una manera única, como amó a su Hijo único. Pidámosle que  nos enseñe a ver en las personas heridas y frágiles de nuestro entorno a Cristo sufriendo.

“María ama a cada uno de sus hijos, prestando una atención particular a quienes, como su Hijo en la hora de su Pasión, están sumidos en el dolor; los ama simplemente porque son sus hijos, según la voluntad de Cristo en la Cruz” – Papa Benedicto XVI - Lourdes, Sept. 15, 2008

María nos enseña cuán necesaria es nuestra presencia cerca de los que sufren



Oremos:

✔️Primero, reza la oración del día:

María, tú que seguiste a tu Hijo hasta la Cruz, enséñanos a vivir nuestro sufrimiento en la esperanza. Guíanos cerca de nuestros familiares que están quebrantados por el sufrimiento.


✔️Luego reza la oración de la novena (la oración del Papa Francisco)

Para ver la oración: ¡haz clic en el botón  "Oro", de color naranja, que está aquí abajo⬇️ Enseguida, te invitamos a hacer un Padre Nuestro, un Ave María, un Gloria al Padre.

Oración de la comunidad

"Yo hago nuevas todas las cosas"

Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora. Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga. Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino. Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. ¡Amén! ¡Aleluya! – Papa Francisco, 24 de noviembre del 2013.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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