Día 1: la juventud de Agustín

La juventud de Agustín

Agustín nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste (hoy llamada Souk Arhas en la actual Algeria, en el continente africano, el cual en ese entonces era considerado uno de los graneros del Imperio Romano.

Agustín nació en medio de una comunidad humilde de pequeños terratenientes. Patricio, su padre era pagano; al contrario su madre, Mónica, era de valores cristianos. Agustín tuvo una infancia feliz al lado de su hermano y su hermana recibió el sacramento de los catecúmenos.

En el año 361, gracias al apoyo de Romanianus, un rico mecenas, Agustín fue enviado a estudiar a Madaura, antigua diócesis de la iglesia católica, ciudad donde vivieron muchos mártires cristianos; y luego en Cartago, en el actual Túnez, en ese entonces era una importante ciudad para la cristiandad. Pero tristemente Agustín no se concentró mucho en sus estudios y al contrario fue seducido por  el teatro y los espectáculos; se decía que “le gustaba mucho "amar”.

A pesar que Agustín vivió una vida desordenada y llena de excesos, y que a los 17 años tuvo un hijo, Adeodato « regalo de Dios », Agustín fue un estudiante talentoso, dotado con un sentido agudo de la observación, y por eso llegó a ser profesor. Su nivel cultural fue similar al de un letrado de la Antigüedad: conocía de composición y de los autores más destacados.

Por aquel entonces, leyó el "Hortensius" de Cicerón, lectura que fue decisiva para él.

Pero, ¿cómo conciliar su búsqueda de la sabiduría y sus "pasiones" de jóven?

Agustín se sumergió en la lectura de la Biblia, pero su estilo lo repela. Entonces se dirigió hacia la secta de los maniqueos cuyo fundador, Mani (216-277) predicaba una religión universal, muy misionaria, bastante completa.

Los fundamentos eran simples: el Bien y el Mal se oponen si fin; el reino de la Luz se opone al reino de las Tinieblas. Los maniqueos reconocen el Nuevo Testamento pero rechazan el Antiguo Testamento eliminando todo lo que les parece contrario a la razón. Agustín concluyó que ésto no lo satisfacía del todo.

Continuará…


Oración por nuestras familias:

Agustín recibió muchas bendiciones y alegrías de parte de su familia pero desafortunadamente se requirió mucho tiempo para que él se diera cuenta de esto. Las familias son los lugares del amor más perfecto pero a veces, también del odio más feroz. 

OREMOS:

Señor, Dios nuestro, te confiamos a nuestras familias, las cuales han contribuido a hacer de nosotros lo que hoy somos. Te pedimos que tu presencia acompañe a las familias y las colme de felicidad, te pedimos que favorezcas la reconciliación en las familias divididas y sostén a las familias en dificultad. Por Jesucristo nuestro Señor. 

¡Amén!


✔️ Te invitamos a meditar en esta intención mientras rezas la oración de la novena:

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Oración de la comunidad

Oración a San Agustín de San Juan Pablo II

¡Oh gran Agustín, nuestro padre y maestro!, conocedor de los luminosos caminos de Dios, y también de las tortuosas sendas de los hombres, admiramos las maravillas que la gracia divina obró en ti, convirtiéndote en testigo apasionado de la verdad y del bien, al servicio de los hermanos. Al inicio de un nuevo milenio, marcado por la cruz de Cristo, enséñanos a leer la historia a la luz de la Providencia divina, que guía los acontecimientos hacia el encuentro definitivo con el Padre. Oriéntanos hacia metas de paz, alimentando en nuestro corazón tu mismo anhelo por aquellos valores sobre los que es posible construir, con la fuerza que viene de Dios, la "ciudad" a medida del hombre. La profunda doctrina que con estudio amoroso y paciente sacaste de los manantiales siempre vivos de la Escritura ilumine a los que hoy sufren la tentación de espejismos alienantes. Obtén para ellos la valentía de emprender el camino hacia el "hombre interior", en el que los espera el único que puede dar paz a nuestro corazón inquieto. Muchos de nuestros contemporáneosparecen haber perdido la esperanza de poder encontrar, entre las numerosas ideologías opuestas, la verdad, de la que, a pesar de todo, sienten una profunda nostalgia en lo más íntimo de su ser. Enséñales a no dejar nunca de buscarla con la certeza de que, al final, su esfuerzo obtendrá como premio el encuentro, que los saciará, con la Verdad suprema, fuente de toda verdad creada. Por último, ¡oh san Agustín!, transmítenos también a nosotros una chispa de aquel ardiente amor a la Iglesia, la Catholica madre de los santos, que sostuvo y animó los trabajos de tu largo ministerio. Haz que, caminando juntos bajo la guía de los pastores legítimos, lleguemos a la gloria de la patria celestial donde, con todos los bienaventurados, podremos unirnos al cántico nuevo del aleluya sin fin. Amén.

¡Gracias! 98 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a San Agustín

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