En este misterio, Cristo revela a Pedro, Juan y Santiago lo que hasta ahora ha ocultado, que El es Verbo, es realidad divina. Cristo es así toda su vida, pero lo ha ocultado a los ojos de los hombres, para hoy revelarlo a los tres apóstoles que él ha elegido para ser las "columnas de la Iglesia" (San Pablo), porque son los testigos de los episodios más íntimos de la vida de Cristo.

Dentro de una nube, como en este episodio, no se puede ver del todo. Cómo nos pasa con todos los misterios de Cristo, los vemos, los podemos tocar y experimentar; pero no los podemos entender o comprender del todo.

Escuchando la voz de Dios decir que Jesucristo es Dios visible, y Jesucristo hablar de la cruz y la necesidad de pasar por la Pasión, hasta donde llega el amor de Dios. 

Quién de vosotros aceptaría la propuesta de Jesucristo para subir un monte desconocido, saber que por delante están las pruebas en las cuales El se va a manifestar. Hoy nos propone esta metáfora de nuestra vida, es una realidad: El Evangelio nos dice que pongamos nosotros el monte que queremos subir, porque no importa qué monte, qué cruz; sino con quién, con Jesucristo. 

Jesucristo, imagen visible de Dios invisible. Mirando a Cristo, conocemos a Dios, y sabemos cómo es el amor de Dios. Los cristianos, somos los que hemos conocido el amor de Dios. ¡Que cercano está el cielo! La realidad sobrenatural está muy cerca, y a veces tomamos decisiones como si sólo existiera lo material, cuando en realidad el cielo está aquí. El nos lo oculta para que seamos libres. Nos revela lo suficiente para creer y nos oculta lo suficiente para que sea una decisión libre.

 "Levantaos, no temáis"