Nada se pierde de cuanto se confía en manos de María
Martes 16 de julio de 2019
Aunque se diera el legionario a una obra con intensidad diez veces mayor de la que es menester para dejarla perfecta, no se desperdiciaría ni una tilde de su trabajo. Pues, ¿acaso no trabaja sólo por María, y por llevar a cabo los planes y designios de su Reina? Ese superávit lo recibirá María con júbilo, lo multiplicará increíblemente, y abastecerá con él las apremiantes necesidades de la casa del Señor. Nada se pierde de cuanto se confía en manos de la hacendosa Madre de familia de Nazaret.
Pero si, por el contrario, el legionario no contribuye por su parte sino tacañamente, quedándose corto en responder a las exigencias razonables de su Reina, entonces María se ve con las manos atadas para dar a medida de su corazón. El legionario, con su negligencia, anula el contrato de comunidad de bienes con María, que tantos tesoros encierra. ¡Qué pérdida para él y para las almas, quedarse abandonado así a los propios recursos!
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6