Catalina Labouré, una marcada sensatez y una obediencia a toda prueba

Quisieron casar a Catalina; pero ella lo rechaza, entra al convento. Ahí la Virgen Maria la visita y le encarga acuñar una medalla. Ella que  con sus manos  ordeñaba algunos  litros de leche para la comunidad, obedece a pesar de miles de obstáculos. La medalla milagrosa es hoy día difundida en el mundo entero. Durante la rebelión de Paris, Catalina distribuirá esa medalla a los insurrectos, de  quienes saquearon la basílica de Nuestra Señora de las Victorias que “habían irrespetado a Nuestra Señora pero que no llegarían muy lejos”, la rebelión terminó poco después. Sensatez y obediencia hicieron de ella la mensajera de la Madre de Dios cuando se dieron las revueltas sociales

 Oración a Santa Catalina Labouré 

Querida Santa Catalina Labouré, amiga y vidente de la Virgen Milagrosa: Dios se fijó en ti, humilde, sencilla y servidora de los pobres. Te preocupabas de agradarle a Dios en todo momento, sirviéndole con amor en las tareas domésticas de la casa donde viviste, ayudando a los pobres para que tengan algo para comer y cuidando de las cosas de Dios en el templo donde te gustaba estar siempre, con otros o a solas.

Pídele a la Virgen María, que se presentó delante de ti para dieras a conocer su mensaje por medio de la Medalla Milagrosa, que nos ayude a ser más fieles a Dios, sirviendo a los pobres, y viendo en ellos el rostro de Jesús.

Amén