394 años de misericordia y fidelidad...

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Los invito a dar gracias a Dios en este día por los 394 años de fundación de nuestra Orden... 

En una carta a su director espiritual nuestra Madre dejó un escrito sobre este día...

Qué esta experiencia de Jeanne a abrir paso a la voluntad de Dios, confiando que Él no las dejaría, nos ayude a vivir la obediencia... obediencia del Hijo que se encarna en María y en nosotros...


-en la foto: hermanas presentes en América del Sur en Argentina y Uruguay-


¡Toda gloria a ti, mi puro y santo Amor!

    Por ser tu deseo el que yo hable, diré lo que has revelado a aquélla que es menos que polvo y ceniza. Tu fuego, Dios mío, me ha consumido e iluminado de modo que he podido ver mi nada y la de toda criatura: Porque mi corazón está inflamado y mis entrañas conmovidas, y yo estoy reducida a la nada en tu presencia; he llegado a ser como un jumento ante ti, y estoy siempre contigo (Sal_72_21s).

    Es en verdad un gran favor el llevar tu carga y estar contigo. Has tomado mi mano derecha, me has conducido según tu voluntad y me has recibido en medio de tu gloria. ¿Qué puedo tener en el cielo o desear en la tierra si no es a ti? ¿Han desfallecido mi cuerpo y mi carne por estar tú en ellos, Dios mío, verdadero centro de mi ser y porción mía por la eternidad?

    Todos los que se alejan de ti perecen ¡oh soberano bien! Perderás a todos aquellos que forniquen de ti, porque salen de su ser, de su principio, de su medio y de su fin. No encuentran reposo por haberte abandonado. ¡Ah, qué bueno es para mí adherirme a ti, Dios mío, y poner toda mi esperanza en el Señor mi Dios, tu Hijo, mi esposo amadísimo, el cual desea que yo proclame tus maravillosas enseñanzas, desde las puertas de la hija de Sión, a las almas que me has enviado en la Iglesia, que es tu Jerusalén.

    No sabría expresar todas las inteligencias admirables que me concedes y que proceden de ti, mar inmenso. Yo las vuelvo a ti. Lo que diga de ellas será como pequeños brazos de este mar, los cuales no parecerían tan diminutos si no pudiesen portar grandes navíos, en los cuales quedará la estela de una sencilla visión en la que se podrá ver el rastro de tu Hijo, el hombre Dios, pasando por la Virgen sin lesionar su virginidad.

Me has mostrado además de qué manera subiste directamente hasta tu tabernáculo, que es el sol eternal, descubriéndome admirablemente cómo procedes de tu Padre por vía de generación eterna, recibiendo de él tu esencia sin dependencia, y que él te comunica lo que posee sin detrimento de su eminente plenitud.

    Me enseñaste cómo bajaste al seno de la Virgen a tomar tu presa y hacerte la nuestra, al apropiarte la sustancia purísima de María virgen. A su vez María te tomó, Verbo eterno, Dios de Dios, luz de luz, corona de virginidad. Como una serpiente, introdujiste tu cabeza en el corazón de María, encontrando en él un cuerpo que es verdaderamente tuyo.

    Dios es la cabeza de Cristo y Cristo lo es de la Iglesia, en especial de las vírgenes. El es su padre, su esposo y su hijo. El es el Verbo divino, cabeza de la humanidad que es su cuerpo, el cual nació de María en el tiempo, sin dejar rastro de mancha, sino una vía purísima que sólo puede ser vista por las bienaventuradas potencias del corazón, a las que modificas y purificas por medio de las aguas divinas que brotan de tu Padre y del rocío de la leche de tu madre.

    Me dijiste que yo me cuento en este número por pura bondad y misericordia tuya; que no lo pusiera en duda, y que entre miles y miles de testimonios de tu inmensa caridad, hay tres signos que son evidentes. En primer lugar, soy hija de tu Padre eterno, a quien puedo llamar mi papá, pues él se complace en sentarme sobre sus rodillas y acunarme en su seno, desbordando sobre mí un río de paz y acariciándome tiernísimamente de un modo inexpresable. El me da la confianza de lanzarme hacia él, abrazándolo con mis bracitos, para desaparecer felizmente en su pecho. Ahí me concede miles y miles de dulzuras para solazarme, pareciendo que no tiene otro quehacer sino recrearse conmigo, diciéndome: ¡Mira lo que significa ser papá de Juanuca! Un filósofo que jugaba con su hijito, al recibir las burlas de otro, le dijo que si fuera padre sabría lo que significa el amor a los hijos. En mí, querida hijita, reside toda paternidad en el cielo y en la tierra. Yo soy el padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo. Eres bien consciente de mi paternidad por la confianza que tienes en mí y la que yo pongo en ti.

    Segundo signo ¿Deseas saber de qué manera eres esposa del Verbo Encarnado, y cómo darlo a conocer a las creaturas? Es cuando él participa contigo en todos los juegos que te gustan. ¿En qué se dio a conocer que Rebeca era esposa de Isaac? Cuando Abimelec, rey de los filisteos, se asomó a una ventana, vio a Isaac que hacía demostraciones de amor a su mujer Rebeca. Y habiéndole llamado, etc. (Gn_26_8s).

Todos aquellos que se fijen con atención en lo que el Verbo Encarnado hace contigo, reconocerán que él es tu esposo y tú su esposa. Que se asomen a la ventana, y lo verán deleitarse con su propio corazón todo en ti, y a ti toda en él.

    El tercer signo es que eres la pequeñuela lactante del Espíritu Santo, el cual te alimenta continuamente con el pecho de los reyes. El se te ha mostrado como una nodriza envolviendo en pañales a su bebita, arrullándola y adormeciéndola divinamente. Así lo has visto estando despierta o dormida. El se te ha mostrado como si se hubiera convertido, por así decir, en tu dama de compañía. ¿Qué más puede haber después de estas caricias acompañadas de miles y miles de besos y favores? No ha habido otras parecidas en el transcurso de los siglos.

    ¿Deseas saber cómo te ama María? Ella te concede todo lo que ponderó en su corazón que son las maravillas que aprendió de su mismo Hijo por medio del entendimiento que Dios quiso darle para conocerlas. Ella guardó silencio para que tú pudieras hablar.

    Habla, querida mía: has recibido una misión de la santa  Trinidad, tienes una misión del Verbo divino, tienes una misión de María, tienes una misión de todos los santos. Debes ser mi embajadora ante todas las naciones.

¡Oh Dios, que eres el único deseado de todas las gentes y el anhelo de los eternos collados!


Oración de la comunidad

Pidiendo por la pronta beatificación...

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te alabamos por todos los dones con los que has enriquecido a tu sierva Jeanne de Matel. Te suplicamos, por los méritos del Verbo Encarnado y los dolores de su Santísima Madre, elevarla al honor de los altares, para mayor gloria y salvación de la humanidad. Por su intercesión, te rogamos, Jesús, nos concedas la gracia de amarte cada vez más (gracia que se quiera alcanzar) y llegar un día a tu Reino de Amor. Amén V/ Venerable Jeanne de Matel, Apóstol de la Encarnación... R/ Intercede por nosotros. comunicar favores y gracias a [email protected]

¡Gracias! 37 personas oraron

1 comentario

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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