Día 4 - Junio 30, 2019: ... Dueña y Dispensadora de las Gracias de Dios

Oración para todos los días 

¡Oh, qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con sólo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía! 

María dulcísima, María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi vida. Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues, en todas mi tentaciones, y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: ¡María, María, Madre Mía!

Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado para nuestro bien ese nombre tan dulce, tan amable y bello. ¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! concédeme la gracia de que pueda siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el Socorro del que vive y Esperanza del que muere, 

¡Amén!


Oración para el Día Cuarto

¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! 

Dios te ha constituido como esperanza de los pecadores, pues después de haber creado la tierra, Dios hizo dos grandes luces: la luz mayor, el sol para que presidiera al día y la luz menor, la luna para presidir la noche. [...] 

"El sol figura de Jesucristo, y la luna figura de María, que ilumina a los pecadores, que viven en la noche del pecado.”San Alfonso María de Ligorio 


Meditación del Cuarto día - 29 de junio

¡Madre del Perpetuo Socorro, Dueña y Dispensadora de las Gracias de Dios!

Tu Santa Imagen, oh Madre del Perpetuo Socorro nos indica que eres por disposición divina Dueña de todos los bienes de Dios y Dispensadora de todas Sus gracias.

Cuando la Iglesia te llama Madre de la Divina Gracia proclama que eres Madre de Jesús, que es la Gracia y Vida del mundo… Cuando te dice Auxilio de los cristianos, confiesa que eres amparo del pueblo cristiano en los momentos más angustiosos de su historia.

Cuando Te llamamos Madre del Perpetuo Socorro, reconocemos y confesamos que eres la Depositaria de todos los bienes de Dios. No lo pudieras ser si Tu Misericordia y Tu Poder no abarcaran todos los momentos de todos los hombres hasta el fin del mundo.

Si acudo a los Santos, ellos tienen que acudir a Tu Poder Omnipotente, si acudo a Jesús, Jesús me envía a Ti, porque Él mismo Te ha constituido Dispensadora de todos Sus bienes…

Por eso vengo a Tus Plantas y te suplico con todo mi corazón. Aquí estoy, aquí me tienes llamando con fe y confianza a las puertas de Tu Misericordia.

Óyeme y exclamaré con Tu gran siervo San Alfonso: 

"Todo lo bueno que de Dios recibimos, lo recibimos por la intercesión de María"

Óyeme y mi corazón agradecido repetirá con el Santo Pontífice Pío X: 

"Confesemos que es Madre de Misericordia, porque todos los bienes y todas las gracias que Dios concede a los desgraciados hijos de Adán, dispuso la Divina Providencia que pasarán por las Manos de la Virgen Santísima".

Óyeme y suspenderé mi corazón al pie de Tu Santa Imagen, y mi lengua dirá a todos los hombres: "Con la Virgen del Perpetuo Socorro me vinieron todos los bienes. Bendita y glorificada sea, por los siglos de los siglos".


Meditemos recitando:

- tres (3) « Avemarías » en honor de la Virgen

- dos (2) « Glorias » en honor de San Alfonso María de Ligorio


Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ¡ruega por mí!

Adorado San Alfonso, inspírame el recurrir a María ¡en todas mis necesidades!


Oración Final

¡Oh Salvador mío, Jesucristo! Al contemplarte en brazos de tu Madre, veo que en medio de tu santo temor te proteges en su regazo y me invitas a imitarte, recurriendo yo también a quien es también mi Perpetuo Socorro. Quiero, pues, entregarme a Ella sin restricción alguna. 

¡Oh María! Dios ha querido honrarte, proporcionando al culto de tu imagen su virtud milagrosa. 

¡Oh! Madre del Perpetuo Socorro, me gusta venir y orar ante tu imagen milagrosa! Tu imagen despierta en mí los más esperanzadores sentimientos de filial confianza hacia ti.

Tu tienes en tus brazos a Jesús, mi Dios y Salvador. Él es el Todopoderoso, el dueño absoluto de la vida y la muerte, el Dador Soberano de todo bien y toda gracia. Y tú, que eres Su Madre, tienes todo el derecho a pedirle y ser escuchada. Bien sabemos que aunque somos pecadores por tu intercesión Jesús no nos niega nada.

Transmíteme ¡oh, Madre del Perpetuo Socorro! confianza ilimitada en tu infinita y poderosa bondad

¡Amén!



¡Oh Señora Nuestra, Madre del Perpetuo Socorro! Ayúdanos a seguir fielmente a tu Hijo Jesucristo. Despierta en nosotros el entendimiento y en nuestro corazón la fe, la esperanza y el amor con que tú misma quieres que te percibamos y te invoquemos, para avivar una confianza ilimitada en tu socorro!




Oración de la comunidad

Madre del Perpetuo Socorro

¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza quisiste llamarte Madre del Perpetuo Socorro! Te suplico me socorras en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Tí; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocarte, Tú seras fiel en socorrerme. Alcanzame, pues, la gracia de acudir a Ti sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de obtener tu Perpetuo Socorro y la perseverancia final. Bendíceme y ruega por mí ahora y en la hora de mi muerte. ¡Así sea! ¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Ruega a Jesús por mí, y salvame. ¡Amén!

¡Gracias! 88 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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2019 - Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

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