Día 9: ¡acción de Gracias al Sagrado Corazón!

Noveno día: ¡Acción de Gracias al Sagrado Corazón!

Nada más digno de un corazón noble que el agradecimiento por los beneficios recibidos. 

Dones recibidos de Dios son esta existencia que tengo y los medios con los que su bondad me la conserva todos los días y me la embellece. La luz que me alumbra, el pan que me sustenta, el agua que sacia mi sed, el sueño que repara mis fuerzas, la creación entera que me rodea. 

¡Todo ha sido puesto a mi disposición para que me ayude a conseguir un fin noble!

Si amanece y si anochece; si cambian las estaciones; si el campo produce cosechas; si el sol resplandece en el firmamento; si el mar tiene peces, fieras la tierra y aves el aire; si reinan en todo el orden y la providencia, por mí Dios lo hizo, por mí Dios  lo ordenó en admirable conjunto.

Los beneficios de Dios no nos han sido dados una sola vez: nos siguen, nos rodean, nos acompañan como luminosa atmósfera de amor en todos los instantes de nuestra vida. Hasta en los males se pueden encontrar motivos de agradecimiento, pues si de ellos nos valemos como parte de su soberana voluntad, ¿qué tesoros de paz y de consuelo no derramará su mano benéfica sobre cualquiera de mis preocupaciones? 

La sola consideración de los muchos males de los que me ha sacado su bondad exige de mí un reconocimiento. La enfermedad que no tengo, la persecución que no sufro, la privación que no me mortifica, son beneficios negativos pero no por eso son menos apreciables. Dios tiene extendida, como un escudo, su mano sobre mí y me libera de muchas angustias que aquejan a otros hermanos míos.

¡Oh, Sagrado Corazón! te agradezco tan enormes beneficios, para que presentes y ofrezcas ante el Padre celestial mi agradecimiento. Pase por Ti, Jesús, mi gratitud y que por el encendido fuego de tu Corazón, adquiera las cualidades que la hagan digna de ser admitida por Dios.

No hay minuto de mi vida que no tenga algo que agradecer a la infinita bondad y misericordia de Dios en el orden de la gracia. Más fácil sería contar las estrellas del firmamento en una noche serena, o las gotas de rocío que bañan el prado una mañana fresca, que enumerar las enseñanzas con que Dios ilumina la noche de mi vida y ablanda la aridez de mi corazón. 

Son tantas las crisis por las que he pasado para la salvación eterna y que han sido resueltas a mi favor con una ayuda que tal vez entonces ni siquiera pensaba pedir…

La eternidad no parece bastante para agradecer a Dios dignamente tales muestras de amor. Si la mano de Dios se ha mostrado generosa en el orden natural, no lo es menos en el orden de la gracia; es decir, en el orden de los medios sobrenaturales que se nos han sido dados para la salvación eterna. En el centro de su Iglesia me ha hecho nacer en la gracia. El Bautismo y los demás sacramentos me robustecen y sustentan, los santos me dan ejemplos, me estimula la voz de nuestros lideres espirituales, la enseñanza de los buenos libros, los secretos toques con que despierta, aviva y hasta resucita mi corazón…, todos estos son beneficios intangibles con los que me conduce desde la cuna hasta la eternidad. 

Si me pongo a considerar lo que ha sido hasta ahora mi vida, si me detengo a reflexionar sobre las gracias obtenidas, aquella palabra que me hizo una impresión saludable, aquella página que me movió el alma, aquel ejemplo que me alumbró de repente el camino, ¿quién lo dispuso, quién lo hizo aparecer sino la providencia de Dios que velaba por mí como una madre vela por su hijo que lleva en brazos?

Sagrado Corazón de Jesús: a Ti debo el manantial de estas innumerables gracias que la divina misericordia ha derramado sobre mi alma. Y son tantas en cada día, en cada mes o año de mi vida. Fue por Ti por donde llegaron a mi alma necesitada. Toma, Jesús mío, los votos de mi alma y preséntalos al Eterno Padre, en unión del himno de gracias que en gloria suya le canta tu adorable Corazón.

Si una sola gota de los consuelos que derrama hoy el Señor en nuestro corazón basta para que olvidemos nuestras mayores tristezas, ¿qué será cuando se inunde de paz y de buenaventura?

El cielo ha de ser nuestro estado perfecto y ahí se realizará la mayor dicha que pudiera haber jamás soñado el hombre.

Si apenas el ver la perfección y belleza que nos ha querido dejar el autor de la creación en algunas de sus criaturas nos estremece el alma, ¿qué será ver cara a cara a la suprema Belleza, y perfección que, abiertamente y sin velos, se comunica en la eternidad a sus elegidos?

Allí la salud sin el menor riesgo de enfermedad o molestia; la vida sin la dolorosa perspectiva de una muerte próxima o lejana; el amor sin tibieza ni desfallecimiento; allí la fiesta perpetua del alma. Todo excederá nuestras ilusiones. No habrá bienes que perezcan con la muerte ni amores que la edad marchite o la ausencia entibie. No habrá fortuna que se acabe, pues nada de lo que el mundo ofrece para hacernos felices tiene cabida allí. Nada de eso será nuestras felicidad. Dios mismo será nuestra recompensa. Eso nos promete Dios; eso nos reserva.

Sagrado Corazón de Jesús, no quiero esperar a recibir tus dones para agradecértelos. ¡Gracias, Señor, muchas gracias!


Oración para el noveno día

¡Sagrado Corazón de Jesús!que para ablandar nuestra dureza y hacer más patente el amor con que padeciste tantos dolores y penas para salvarnos, los quisiste representar en la cruz, corona de espinas y herida de la lanza, con que te manifestaste paciente y amante al mismo tiempo!

¡Gracias, Corazón de Jesús, gloria de los bienaventurados, sol esplendente de la feliz ciudad de Dios! Gracias por esos dones que por Ti esperamos y que, mediante tu gracia y nuestras obras, estamos seguros de poder poseer algún día.

¡Gracias, Señor, muchas gracias! Te las damos en este último día de nuestro Novena dedicada a ti:  Sagrado Corazón de Jesús. Anhelamos reunirnos contigo en el cielo para cantarlas ahí, en unión del Padre y del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra ti, ¡oh, amantísimo Corazón!, y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma.

Concédeme luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón.

¡Amén!


☑️Si los deberes cotidianos sólo te permiten dedicar un tiempo corto para la oración, te sugerimos:

Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque.

☑️Si puedes disponer de un tiempo más largo te sugerimos:

Hacer el Rosario del Sagrado Corazón de Jesús.


Rosario del Sagrado Corazón de Jesús

El Rosario del Corazón de Jesús consiste de cinco docenas en honor a las cinco Llagas de Nuestro Señor.

Este Rosario se recita usando un Rosario de cuentas regulares.


*Inicio:

Por la señal de la Santa Cruz,

De nuestros enemigos,

Líbranos Señor, Dios Nuestro.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

¡Amén!

 

*En la Cruz del Rosario:

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús! óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.

A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti.

Para que con San José, la Virgen María,

tus Ángeles y  tus Santos

te alabe y te bendiga

por los siglos de los siglos.

¡Amén!


 

PRIMER MISTERIO

(Primera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


¡Oh, mi Jesús! aquí estas presentándonos tu Corazón Bendito; tu Corazón que no ahorra nada de amor, hasta que se agote y consuma todo lo que sea necesario para decirnos cuánto nos amas.

¡Sí Jesús, Tu nombre es Amor, Tu lema, Tu vida! ¡Amar contigo, es amar a toda costa! Cuánto te ha costado amar, mi Señor...

Cuando contemplo tu Corazón abierto, noto mi ingratitud por el inmenso regalo que nos has hecho.

Lo que recibes a cambio por este regalo de amor sigue siendo hoy como ayer, la ingratitud, la frialdad y el desprecio de todos aquellos por quien no puedes permanecer indiferente.

Corazón de Jesús, vengo a honrarte y quiero reparar las humillaciones que recibes para consolar a tu amoroso Corazón despreciado.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 


SEGUNDO MISTERIO

(Segunda Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »

 

Al hacer resplandecer tus promesas como joyas celestiales, mi Dulce Jesús, pides que disponga mi corazón para recibir los regalos más preciosos de tu inagotable Misericordia.

Me pides que abra mi corazón para hacerme vivir la mayor felicidad mientras mi mente deambula en busca de alegrías. ¡Qué pérdida de tiempo!

En mi interior resuena tu Palabra, es allí donde escucho tu invitación. No sólo con mi boca y mi comportamiento esperas la respuesta, sino desde lo más profundo de mi alma.

Mi Dulce Corazón de Jesús, quiero escuchar tu Palabra que me entregas libremente.

Recibe mis actos de reparación por tus llagas causadas por los pecados de la ignorancia y la indiferencia, para merecer tus Misericordias celestiales y tu Amor infinito.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



TERCER MISTERIO

(Tercera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


La majestad de Dios es la que se esconde en tu Corazón humano, Jesus, hijo de Maria.

¡Tu Corazón es mi Alianza! ¡Tu Corazón es el camino más corto que me lleva al Padre!

¡El corazón humano palpitante es la vida de Jesús, la vida de Dios es la que late en el corazón humano!

En la Sagrada Eucaristía, es la majestad de Dios que se ofrece a sí misma. Es para unirme a Él que me invita a su mesa: para que mi corazón palpite al ritmo de la Alianza que tu estableciste para mí con el Padre.

El ritmo de tu Amor me impulsa hacia la vida que brota del hogar que me has dado ... pero al que aún no me decido a entrar.

Soy como un barril sin fondo que se desespera ... mi corazón está desvencijado porque yo me alimento en todo tipo de mesas.

Sagrado Corazón de Jesús, en la Santa Hostia te encuentro, allí estás siempre accesible.

Incansable pródigas las maravillas de tu Bondad y tu tierna Compasión hacia mí.

Sin cesar me presentas la Alianza prodigiosa que has venido a sellar para mí con el Padre.

Señor, ofrezco convenientes reparaciones por las calumnias infligidas contra tu Santa Eucaristía y todas las omisiones ante Tu Presencia.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de Maria, sed la Salvación  del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



CUARTO MISTERIO

(Cuarta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


Dulce Corazón de Jesús, tu mensaje sigue siendo el mismo: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado.»

Reiteras fuertemente este llamado a través de tu Corazón traspasado, tesoro insondable de clemencia que quieres derramar sobre mí.

Tu Sagrado Corazón es el remedio para todas las guerras, para todas las desgracias que afligen al mundo.

Tu Sagrado Corazón me llama al Jardín de tu Agonía, a tu Cruz, a tu Sagrada Eucaristía, y al Perdón, donde todavía suplicas al Padre que interceda por mí.

Tú me comunicas todos estos milagros de Amor Divino olvidados por la humanidad.

¿Cuándo entenderé que sólo recurriendo a la fuente de tu Corazón es que mi amor será revestido con tu esplendor y la plenitud de tu Corazón para mis hermanos y hermanas?

Señor, te ofrezco mis actos de reparación por la falta de amor en este mundo, por todos los actos brutales ejercidos en contra de quienes no amamos lo suficiente.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación  del alma mia. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.



QUINTO MISTERIO

(Quinta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »



Señor Jesús, tus brazos abiertos en la cruz revelan completamente lo que eres para el mundo: el que da la bienvenida al que se presenta ante Tí.

Señor Jesús, tu Corazón abierto en la Cruz también habla de Tí: Tú eres quien da de beber a todos los sedientos.

¡Qué alegría descubrir a mi Dios que esconde su omnipotencia para que el Amor y la Misericordia de su divino Corazón brillen y triunfen!

¿Jesús, cómo no vivir una profunda confianza al pensar en tu Corazón? ¡Tu Corazón! me lo presentas con tanta compasión e indulgencia.

Tú eres el Señor del mundo y el Juez Supremo de los acontecimientos; nada sucede sin tu voluntad si conviene para mi santificación y mi felicidad.

¡Qué fácil es, Jesús, tratar de construir mi propia alegría y olvidarte, olvidarme del plan de Amor que Dios tiene para mí.

¡Cuántas veces me invade el miedo! Corazón obediente y fiel a Jesús, ábreme la inteligencia del Espíritu Santo para que Él fortalezca mi confianza en la voluntad del Padre hacia mí.

Calma mi mente que se inquieta ante la desconfianza, las dudas y el miedo cuando las apariencias parecen contrarias a la felicidad que me prometes. Tu percepción de todos los eventos de mi vida es mucho más profunda que la mía.

Incluso me dejaste a María, tu madre para que me cuide como te cuido a Tí ...

Ella me da la mano para avanzar en los planes de Dios y Ella nunca me abandonará. Ella me lo demostró al acompañarte en la cruz.

Con Ella recibe mis actos de reparación por todas las veces que hago el mal en lugar de tenerte en cuenta a Tí y a tu Palabra.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.


*Se termina el Rosario con la siguiente oración:


Jesús, José y Maria, les doy mi corazón y el alma mía.

Jesús, José y Maria, asístanme en mi última agonía.

Jesús, José y Maria, permitan que el alma mía expire en paz con ustedes.

Jesús, José y Maria, ilumínenme, socórranme, sálvenme

Oración de la comunidad

Acto de Contrición al Sagrado Corazón

Sagrado Corazón de Jesús, que en el divino sacramento de la Eucaristía, estás vivo e inflamado de amor por nosotros, aquí nos tienes en tu presencia, pidiéndote perdón de nuestras culpas e implorando tu misericordia. Nos pesa, ¡oh, buen Jesús! el haberte ofendido. Tú eres tan bueno que no mereces esa ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón. ¡Amén!

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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