Día 6: oremos por las instituciones católicas
Oremos por las instituciones católicas, familiares, religiosas y comunitarias.
Dediquemos la oración de hoy por las necesidades más urgentes de la sociedad católica. Pidamos fervientemente al Sagrado Corazón de Jesús por el Papa Francisco y por el Papa emérito Benedicto XVI.
El Papa es el centro de toda la vida católica sobre la faz de la tierra, base de su edificio, cabeza visible del cuerpo espiritual del que es Cristo cabeza invisible. Por lo tanto, el Papa es el objetivo privilegiado de las más rabiosas iras del infierno. Alrededor de su trono rugen todas las tempestades de la impiedad. Fieros y desembocados, le dirigen brutales amenazas sus enemigos; pérfidos y engañosos, le tienden astutas trampas.
¡Oh, Sagrado Corazón de Jesús! Cubre con tu escudo de protección a ese Vicario tuyo, el primero de tus hijos, a quien constituiste en la tierra como Padre y Pastor de nuestras almas en tu lugar. Asístelo, defiéndelo, sácalo vencedor de sus constantes enemigos.
Oh, Sagrado Corazón de Jesús, dale autoridad y fuerza a sus palabras para que las respete el mundo, indócil a su voz; haznos obedientes y sumisos a sus enseñanzas. Confunde y disipa a los que le desean elmal, vuelve en sí a los que ha extraviado el mundo con sus falsas doctrinas, regresa al redil las ovejas que se han apartado del rebaño y de su Pastor.
¡Oh, Sagrado Corazón de Jesús! Por el Papa, por nuestro venerable Pontífice Francisco, por el Papa emérito Benedicto XVI, seas siempre, y en especial durante este mes de junio, abogado y mediador nuestro ante el Padre celestial.
Si el Papa es la cabeza del cuerpo de la Iglesia, el clero y las órdenes religiosas son sus brazos. De ellos se sirve la Iglesia para obrar el bien y promover el servicio de Dios. Por eso los enemigos aborrecen tanto a los sacerdotes y religiosos; por eso a todas horas andan buscando como destruirlos o corromperlos. Pidamos al Sagrado Corazón que encienda y abrase en celo y caridad el alma de sus sacerdotes, religiosos y religiosas, para que, por su medio, gane cada día terreno el reino de Dios sobre la tierra y se conquisten nuevas almas para la gloria celestial.
¡Oh, Corazón de Jesús, ve cómo está el mundo y la necesidad que hay de que trabajen buenos obreros en él. ¡Oh, protector de las familias! manda buenos trabajadores a tu viña; hazlo, Corazón divino, por tu gloria y por la salvación de tantas almas que se han confiado a la dirección de tus ministros!
Como sean los sacerdotes y las casas religiosas, así serán los laicos que viven a su alrededor. Ay de aquel pueblo en el que reina el desorden o la negligencia. ¡Cuánto no debe, pues, interesarnos esta necesidad ante el Sagrado Corazón!
El reino de Dios necesita pastores celosos de sus ovejas; ardientes pregoneros de su Palabra; fieles dispensadores de sus sacramentos. Necesitamos que se avive en las almas de los institutos religiosos el espíritu de oración, la vida con sentido, el recogimiento interior, la observancia ejemplar. Tú, Señor, dijiste: « Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. »; ¿quiénes son la levadura de tu pueblo sino estas almas que has escogido de la masa común?
¡Oh, Corazón de Jesús! Envía santos religiosos. Envía almas de perfección superior y el mundo se transformará por sus acciones…
Después del Papa, del clero y de las órdenes religiosas, el infierno dirige con más ahínco sus ataques es hacia la Iglesia doméstica: la familia. El objetivo de sus ataques es lograr que desaparezca Jesucristo de la familia. Ay, tristemente, ese espantoso deseo de Satanás se ha ido dando en muchas partes. Incluso ya en algunos comunidades es difícil encontrar una familia verdaderamente católica. Muchos padres y madres de hoy parecen haber desterrado la religión de sus hogares; muchos otros han olvidado las prácticas religiosas. Dificilmente se reza en familia, mucho más raro es escuchar el nombre de Dios. Desafortunadamente toda la importancia se le da al dinero, a la vanidad, al lujo, al estatus social, a las diversiones.
Quítale ese señorío a Satanás; recóbralo Tú y no lo pierdas nunca más. Sagrado Corazón de Jesús, acude a remediar esta triste realidad. Se Tú el centro de unión en cada familia.
Haz tuyas otra vez esos hogares de donde pareciera que te hubieran desterrado como si fueras el mismo el demonio. Vuelve a reinar en nuestros hogares, como en otros tantos templos consagrados a Ti. Une a tu divino Corazón los corazones de los padres y de los hijos que tristemente hoy viven entre la disipación y el egoísmo.
¡Oh, Sagrado Corazón! te pedimos muy fervorosamente por esta necesidad, una de las situaciones más tristes de nuestros días. Que los cabezas de familia den buen ejemplo y consejo sano; que los hijos muestren obediencia y docilidad; que todos nos esmeremos en el cumplimiento de tu ley y en el respeto a tu Iglesia.
¡Oh, Señor, sé Tú el verdadero Padre de todas las familias de la tierra para que, juntas, formemos un día contigo una familia dichosa en la eternidad celestial…!
Oración para el sexto día
¡Sagrado Corazón de Jesús! templo sagrado donde quiero habitar con toda mi alma, con todas mis potencias y con todos mis sentidos! Gracias te doy por la inexplicable quietud, sosiego y gozo que siento a tu lado.
Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra ti, ¡oh, amantísimo Corazón!, y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma.
Concédeme luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón.
¡Amén!
☑️Si los deberes cotidianos sólo te permiten dedicar un tiempo corto para la oración, te sugerimos:
Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque.
☑️Si puedes disponer de un tiempo más largo te sugerimos:
Hacer el Rosario del Sagrado Corazón de Jesús.
Rosario del Sagrado Corazón de Jesús
El Rosario del Corazón de Jesús consiste de cinco docenas en honor a las cinco Llagas de Nuestro Señor.
Este Rosario se recita usando un Rosario de cuentas regulares.
*Inicio:
Por la señal de la Santa Cruz,
De nuestros enemigos,
Líbranos Señor, Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
¡Amén!
*En la Cruz del Rosario:
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús! óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti.
Para que con San José, la Virgen María,
tus Ángeles y tus Santos
te alabe y te bendiga
por los siglos de los siglos.
¡Amén!
PRIMER MISTERIO
(Primera Década)
*En las cuentas gruesas del Rosario:
(Al principio de esta decena)
« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »
¡Oh, mi Jesús! aquí estas presentándonos tu Corazón Bendito; tu Corazón que no ahorra nada de amor, hasta que se agote y consuma todo lo que sea necesario para decirnos cuánto nos amas.
¡Sí Jesús, Tu nombre es Amor, Tu lema, Tu vida! ¡Amar contigo, es amar a toda costa! Cuánto te ha costado amar, mi Señor...
Cuando contemplo tu Corazón abierto, noto mi ingratitud por el inmenso regalo que nos has hecho.
Lo que recibes a cambio por este regalo de amor sigue siendo hoy como ayer, la ingratitud, la frialdad y el desprecio de todos aquellos por quien no puedes permanecer indiferente.
Corazón de Jesús, vengo a honrarte y quiero reparar las humillaciones que recibes para consolar a tu amoroso Corazón despreciado.
*En las cuentas pequeñas del Rosario:
(Repetir diez veces)
« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »
*Al concluir esta decena:
« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »
Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.
Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.
SEGUNDO MISTERIO
(Segunda Década)
*En las cuentas gruesas del Rosario:
(Al principio de esta decena)
« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »
Al hacer resplandecer tus promesas como joyas celestiales, mi Dulce Jesús, pides que disponga mi corazón para recibir los regalos más preciosos de tu inagotable Misericordia.
Me pides que abra mi corazón para hacerme vivir la mayor felicidad mientras mi mente deambula en busca de alegrías. ¡Qué pérdida de tiempo!
En mi interior resuena tu Palabra, es allí donde escucho tu invitación. No sólo con mi boca y mi comportamiento esperas la respuesta, sino desde lo más profundo de mi alma.
Mi Dulce Corazón de Jesús, quiero escuchar tu Palabra que me entregas libremente.
Recibe mis actos de reparación por tus llagas causadas por los pecados de la ignorancia y la indiferencia, para merecer tus Misericordias celestiales y tu Amor infinito.
*En las cuentas pequeñas del Rosario:
(Repetir diez veces)
« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »
*Al concluir esta decena:
« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »
Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.
Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.
TERCER MISTERIO
(Tercera Década)
*En las cuentas gruesas del Rosario:
(Al principio de esta decena)
« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »
La majestad de Dios es la que se esconde en tu Corazón humano, Jesus, hijo de Maria.
¡Tu Corazón es mi Alianza! ¡Tu Corazón es el camino más corto que me lleva al Padre!
¡El corazón humano palpitante es la vida de Jesús, la vida de Dios es la que late en el corazón humano!
En la Sagrada Eucaristía, es la majestad de Dios que se ofrece a sí misma. Es para unirme a Él que me invita a su mesa: para que mi corazón palpite al ritmo de la Alianza que tu estableciste para mí con el Padre.
El ritmo de tu Amor me impulsa hacia la vida que brota del hogar que me has dado ... pero al que aún no me decido a entrar.
Soy como un barril sin fondo que se desespera ... mi corazón está desvencijado porque yo me alimento en todo tipo de mesas.
Sagrado Corazón de Jesús, en la Santa Hostia te encuentro, allí estás siempre accesible.
Incansable pródigas las maravillas de tu Bondad y tu tierna Compasión hacia mí.
Sin cesar me presentas la Alianza prodigiosa que has venido a sellar para mí con el Padre.
Señor, ofrezco convenientes reparaciones por las calumnias infligidas contra tu Santa Eucaristía y todas las omisiones ante Tu Presencia.
*En las cuentas pequeñas del Rosario:
(Repetir diez veces)
« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »
*Al concluir esta decena:
« Dulce Corazón de Maria, sed la Salvación del alma mía. »
Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.
Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.
CUARTO MISTERIO
(Cuarta Década)
*En las cuentas gruesas del Rosario:
(Al principio de esta decena)
« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »
Dulce Corazón de Jesús, tu mensaje sigue siendo el mismo: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado.»
Reiteras fuertemente este llamado a través de tu Corazón traspasado, tesoro insondable de clemencia que quieres derramar sobre mí.
Tu Sagrado Corazón es el remedio para todas las guerras, para todas las desgracias que afligen al mundo.
Tu Sagrado Corazón me llama al Jardín de tu Agonía, a tu Cruz, a tu Sagrada Eucaristía, y al Perdón, donde todavía suplicas al Padre que interceda por mí.
Tú me comunicas todos estos milagros de Amor Divino olvidados por la humanidad.
¿Cuándo entenderé que sólo recurriendo a la fuente de tu Corazón es que mi amor será revestido con tu esplendor y la plenitud de tu Corazón para mis hermanos y hermanas?
Señor, te ofrezco mis actos de reparación por la falta de amor en este mundo, por todos los actos brutales ejercidos en contra de quienes no amamos lo suficiente.
*En las cuentas pequeñas del Rosario:
(Repetir diez veces)
« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »
*Al concluir esta decena:
« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mia. »
Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.
Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.
QUINTO MISTERIO
(Quinta Década)
*En las cuentas gruesas del Rosario:
(Al principio de esta decena)
« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »
Señor Jesús, tus brazos abiertos en la cruz revelan completamente lo que eres para el mundo: el que da la bienvenida al que se presenta ante Tí.
Señor Jesús, tu Corazón abierto en la Cruz también habla de Tí: Tú eres quien da de beber a todos los sedientos.
¡Qué alegría descubrir a mi Dios que esconde su omnipotencia para que el Amor y la Misericordia de su divino Corazón brillen y triunfen!
¿Jesús, cómo no vivir una profunda confianza al pensar en tu Corazón? ¡Tu Corazón! me lo presentas con tanta compasión e indulgencia.
Tú eres el Señor del mundo y el Juez Supremo de los acontecimientos; nada sucede sin tu voluntad si conviene para mi santificación y mi felicidad.
¡Qué fácil es, Jesús, tratar de construir mi propia alegría y olvidarte, olvidarme del plan de Amor que Dios tiene para mí.
¡Cuántas veces me invade el miedo! Corazón obediente y fiel a Jesús, ábreme la inteligencia del Espíritu Santo para que Él fortalezca mi confianza en la voluntad del Padre hacia mí.
Calma mi mente que se inquieta ante la desconfianza, las dudas y el miedo cuando las apariencias parecen contrarias a la felicidad que me prometes. Tu percepción de todos los eventos de mi vida es mucho más profunda que la mía.
Incluso me dejaste a María, tu madre para que me cuide como te cuido a Tí ...
Ella me da la mano para avanzar en los planes de Dios y Ella nunca me abandonará. Ella me lo demostró al acompañarte en la cruz.
Con Ella recibe mis actos de reparación por todas las veces que hago el mal en lugar de tenerte en cuenta a Tí y a tu Palabra.
*En las cuentas pequeñas del Rosario:
(Repetir diez veces)
« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »
*Al concluir esta decena:
« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »
Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.
Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.
*Se termina el Rosario con la siguiente oración:
Jesús, José y Maria, les doy mi corazón y el alma mía.
Jesús, José y Maria, asístanme en mi última agonía.
Jesús, José y Maria, permitan que el alma mía expire en paz con ustedes.
Jesús, José y Maria, ilumínenme, socórranme, sálvenme
¡Gracias! 270 personas oraron
12 comentarios
"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6