«Nadie puede quitarnos la vida porque ya la hemos dado».

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Los 19 mártires de Argelia, testigos de esperanza

Los 19 mártires de Argelia de los años 1994-1996 son testigos de una fe limpia que, a través de la oración y la presencia ha creado un espacio de diálogo. Son una hermosa imagen de la Iglesia de Argelia, compuesta por unos pocos miles de fieles en cuatro diócesis: Argel, Orán, Constantina-Hipona y Laghouat. La Iglesia de Argelia es consciente de tener una misión profética, la de crear un clima de diálogo entre la fe cristiana y el islam, en la certeza de que todos somos hijos de Dios, obra de sus manos, y que los hijos de Dios están llamados a reconocerse. Personalidades diferentes, unidas por una vocación común a la santidad, cada uno de ellos fue un auténtico testigo del amor de Cristo, del diálogo, de la apertura a los demás, de la amistad y de la pertenencia a la Iglesia. Los rasgos comunes de los 19 mártires son: fe sólida en Cristo y su Evangelio; amor por la tierra a la que el Señor los había enviado; atención y delicadeza evangélica hacia el pueblo argelino, sobre todo hacia los pequeños y los humildes, con una especial atención a los jóvenes; respeto por la fe del otro y deseo de entender el islam. Los 19 mártires encarnaron hasta el final la vocación de la Iglesia argelina de ser sacramento de la caridad de Cristo por todo el pueblo. Monseñor Pierre Claverie O.P., obispo de Orán, unas pocas semanas antes de morir, en una homilía pronunciada el 23 de junio de 1996, decía: “Después del comienzo del drama argelino, a menudo me preguntaban: ‘¿Qué estáis haciendo allí? ¿Por qué os quedáis? ¡Sacudid el polvo de vuestras sandalias! ¡Volved!’. ¿Pero a dónde vamos a volver? ¿Cuál es nuestra casa? Estamos allí por el Mesías crucificado. Por ninguna otra razón y por nadie más. No tenemos ningún interés que salvaguardar, ninguna influencia que mantener. No estamos impulsados por algún tipo de perversión masoquista. No tenemos ningún poder, pero estamos allí como junto a la cama de un amigo, de un hermano enfermo, en silencio, sosteniendo su mano y secándole la frente. Es por Jesús, porque es él quien sufre allí, en esta violencia de la que no escapa nadie, crucificado de nuevo en la carne de miles de inocentes. Dar la propia vida. Esto no está reservado a los mártires o, al menos, estamos llamados a convertirnos en ‘mártires-testigos’ del don gratuito de amor, del don gratuito de la vida. Este don nos viene de la gracia de Dios dada en Jesucristo. ¿Y cómo traducir este don, esta gracia?”.


Los 19 mártires, beatificado el 8 de diciembre de 2018 en Orán, en la Basílica de Nuestra Señora de la Santa Cruz son:


- El hermano Henri Vergès, Marista, y Sor Paul-Hélène Saint-Raymond, de las Hermanitas de la Asunción. Fueron asesinados juntos en la biblioteca de la casba de Argel el 8 de mayo de 1994;


- dos Agustinas Misioneras, asesinadas el 23 de octubre de 1994 al ir a la Misa dominical, delante de la capilla de Bab-el-Oued: Sor Esther Paniagua Alonso y Sor Caridad Alvarez Martín;


- cuatro Misioneros de África (Padres Blancos), asesinados juntos en Tizi-Ouzu, en su casa, el 27 de diciembre de 1994: P. Jean Chevillard, P. Alain Dieulangard, P. Charles Deckers, P. Christian Chessel;


- dos Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, asesinadas por dos disparos a la salida de Misa, el 3 de septiembre de 1995, a cien metros de su casa, en Belcour: Jeanne Littlejohn (Sor Angèle-Marie) y Denise Leclercq (Sor Bibiane);


- Sor Odette Prévost, Hermanitas del Sagrado Corazón;


- siete monjes Trapenses de Tibhirine: el prior P. Christian de Chergé, el hermano Luc Dochier, el P. Christophe Lebreton, el hermano Michel Fleury, el P. Bruno Lemarchand, el P. Célestin Ringeard y el P. Paul Favre-Miville.


- Mons. Pierre Claverie O.P., obispo de Orán, asesinado el 1 de agosto de 1996, junto a su joven chofer y amigo musulmán, Mohamed: esta circunstancia sume un alto valor simbólico para la vida de la Iglesia en Argelia.

El martirio es el mayor testimonio de amor. No se trata de apresurarse a la muerte, ni de buscar el sufrimiento por sufrir, pero es derramando la sangre de uno mismo que uno se acerca a Dios.


ORACIÓN

Señor, Padre nuestro,

te alabamos por la pasión, la muerte

y la resurrección de tu Hijo Jesús,

el mártir por excelencia

del que viene nuestra salvación.

Tú has querido hacer compartir su martirio

a nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Argelina:

Henri y Paul-Helene, Caridad y Esther,

Jean, Charles, Alain y Christian,

Angéle-Marie y Bibiane, Odette,

Christian Luc, Christophe, Michel,

Bruno, Celestin y Paul,

y a tu obispo Pierre.

Te rogamos Padre, para que

por su intercesión,

se refuerce el diálogo, el respeto

y el amor entre tus hijos cristianos y musulmanes.

Bendice a Argelia y su pueblo

y nosotros te daremos gracias en la paz.

Padre, invocamos a nuestros hermanos

mártires por… (expresar la gracia deseada)

Y tu María, a la que todos ellos han amado

y que eres venerada en el Islam,

escucha nuestra oración e intercede

por nosotros ante tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor,

que con el Padre y el Espíritu Santo

vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración de la comunidad

Oración de intercesión por los misioneros

Señor, que has querido que tu Iglesia sea sacramento universal de salvación para todos los hombres, escucha bondadoso las súplicas que te dirigimos por los misioneros: sacerdotes, religiosos y laicos. Ya que te dignas concedernos la gracia de cooperar en la santificación de tu Iglesia, acepta nuestro deseo de hacerte amar y conocer, por el que te ofrecemos nuestra oración, amor y sacrificio, Para que por los méritos de tu Hijo Jesucristo bendigas a los misioneros, guardándolos de todo peligro, haciéndoles sentir tu presencia en sus trabajos y preocupaciones, haciendo de ellos unos apóstoles que emulen el fervor misionero de San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús, co-patronos de las misiones. María, Madre de la Iglesia, Estrella de la evangelización y Reina de las Misiones, acompaña a los misioneros en su entrega y concédeles el don de la perseverancia en su compromiso de dar a conocer a Jesucristo, nuestro Salvador y compartir el evangelio con quienes no lo conocen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

¡Gracias! 20 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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