Día 3: Sagrado Corazón, modelo de generosidad, recogimiento, y modestia

Sagrado Corazón, modelo de generosidad

La generosidad del Sagrado Corazón es tan grande que nuestra mente ni nuestra imaginación es capaz de comprenderla en su totalidad. Todo, todo hasta Sí mismo, nos lo ha dado, generosamente. 

Mientras vivió como uno más de nosotros, simple mortales, empeñó su vida al servicio de la humanidad. Por nosotros obró milagros, predicó, se fatigó, sudó, y hasta derramó lágrimas y sangre. Vió a su Madre al pie de la cruz, y nos la regaló generosamente. ¿Le restaba algo más para dárnoslo? Unas pocas gotas de sangre quedaban en su Corazón, y ya muerto permitió que un soldado rompiera y traspasara su Sagrado Corazón, para que ni una sola gota de su sangre dejará de derramarse por nosotros. 

Se acercaba la hora de su Pasión y, después de haberse entregado totalmente, concibió un milagro especial para poderse entregar en Cuerpo y Sangre: el ¡Santísimo Sacramento de la Eucaristía!

Su generosidad llega hasta nuestros días, sin distinción, se nos entrega en los altares alrededor del mundo en todas y cada una de las horas del día, dispuesto siempre a ser generoso hasta con los más ingratos. ¡Que generosidad inmensa de tan maravilloso Corazón!

Sagrado Corazón, modelo de recogimiento

Admiremos la extraordinaria mansedumbre del Sagrado Corazón de Jesús que nunca deja de mostrarse manso y cariñoso. Veamos cómo trató a los pobres y a los ignorantes; cómo recibió a los pecadores y acarició a los niños. Muy contadas veces se instaló el enojo en su rostro, para darnos a entender que si la indignación es buena alguna vez, casi siempre son mejores la suavidad y la mansedumbre. 

¿Con qué dulzura tolera la rudeza de sus primeros discípulos? ¿Con qué palabras tan suaves alienta a la Magdalena? ¿Qué frases tan delicadas emplea frente al apóstol traidor? ¿Con qué serena majestad responde al interrogatorio de Poncio Pilatos… ? ¡Oh, bondad y mansedumbre del Corazón adorable de Jesús! ¿quién no se enamoraría de su suavidad y la belleza de sus palabras?. 

La contemplación nos invita a que aprendamos de Él esta virtud.

Nuestras palabras, nuestro rostro, nuestros ademanes, traspasan muy a menudo las reglas de la caridad que Tú nos mandaste en el trato con el prójimo. La amargura del corazón rebosa, frecuentemente, en los labios. Tratamos a los superiores con altivez, a los iguales con indiferencia, a los inferiores con dureza. Somos altaneros en la prosperidad y malhumorados en la aflicción. Confundimos muchas veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.

Danos, oh Señor, la caridad y mansedumbre, sello distintivo de los santos. Sea igual y blanda y serena nuestra conducta, sin arrebatos ni decaimientos; sin ruidosas alegrías ni enojosas displicencias. Danos esas bellas cualidades para promover tu devoción en la tierra te sigan y te glorifiquemos por toda la eternidad.

Sagrado Corazón, modelo de modestia

El semblante de Jesús inspiraba sentimientos de virtud entre quienes lo contemplaban. Según los Evangelios, resultaba imposible verle y no sentirse interiormente mejorado.

Sus enemigos nunca pudieron tacharle de “ligero”. Los que sin cesar buscaban un error en sus palabras jamás pudieron echarle en cara una sola frase que fuera inconveniente. 

Su alegría era tan edificante como su austeridad; nadie le oyó ruidosas carcajadas ni le vio desacompasados movimientos. Todo su exterior era reflejo del orden, paz, igualdad y armonía de su divino interior.

Danos a conocer, ¡oh, Jesús! los encantos de la virtud de la modestia que tanto necesitan nuestros corazones...

Oración para el tercer día

¡Sagrado Corazón de Jesús! eres camino hacia la mansión eterna y fuente de aguas vivas! Concédeme que siga tus perfectas sendas hacia el cielo, y que beba de Tí el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción que calma la sed de todas las cosas temporales. 

Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra ti, ¡oh, amantísimo Corazón!, y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma.

Concédeme luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón.

¡Amén!


☑️Si los deberes cotidianos sólo te permiten dedicar un tiempo corto para la oración, te sugerimos:

Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque.

☑️Si puedes disponer de un tiempo más largo te sugerimos:

Hacer el Rosario del Sagrado Corazón de Jesús.


Rosario del Sagrado Corazón de Jesús

El Rosario del Corazón de Jesús consiste de cinco docenas en honor a las cinco Llagas de Nuestro Señor.

Este Rosario se recita usando un Rosario de cuentas regulares.


*Inicio:

Por la señal de la Santa Cruz,

De nuestros enemigos,

Líbranos Señor, Dios Nuestro.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

¡Amén!

 

*En la Cruz del Rosario:

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús! óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.

A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti.

Para que con San José, la Virgen María,

tus Ángeles y  tus Santos

te alabe y te bendiga

por los siglos de los siglos.

¡Amén!


 

PRIMER MISTERIO

(Primera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


¡Oh, mi Jesús! aquí estas presentándonos tu Corazón Bendito; tu Corazón que no ahorra nada de amor, hasta que se agote y consuma todo lo que sea necesario para decirnos cuánto nos amas.

¡Sí Jesús, Tu nombre es Amor, Tu lema, Tu vida! ¡Amar contigo, es amar a toda costa! Cuánto te ha costado amar, mi Señor...

Cuando contemplo tu Corazón abierto, noto mi ingratitud por el inmenso regalo que nos has hecho.

Lo que recibes a cambio por este regalo de amor sigue siendo hoy como ayer, la ingratitud, la frialdad y el desprecio de todos aquellos por quien no puedes permanecer indiferente.

Corazón de Jesús, vengo a honrarte y quiero reparar las humillaciones que recibes para consolar a tu amoroso Corazón despreciado.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 


SEGUNDO MISTERIO

(Segunda Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »

 

Al hacer resplandecer tus promesas como joyas celestiales, mi Dulce Jesús, pides que disponga mi corazón para recibir los regalos más preciosos de tu inagotable Misericordia.

Me pides que abra mi corazón para hacerme vivir la mayor felicidad mientras mi mente deambula en busca de alegrías. ¡Qué pérdida de tiempo!

En mi interior resuena tu Palabra, es allí donde escucho tu invitación. No sólo con mi boca y mi comportamiento esperas la respuesta, sino desde lo más profundo de mi alma.

Mi Dulce Corazón de Jesús, quiero escuchar tu Palabra que me entregas libremente.

Recibe mis actos de reparación por tus llagas causadas por los pecados de la ignorancia y la indiferencia, para merecer tus Misericordias celestiales y tu Amor infinito.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



TERCER MISTERIO

(Tercera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


La majestad de Dios es la que se esconde en tu Corazón humano, Jesus, hijo de Maria.

¡Tu Corazón es mi Alianza! ¡Tu Corazón es el camino más corto que me lleva al Padre!

¡El corazón humano palpitante es la vida de Jesús, la vida de Dios es la que late en el corazón humano!

En la Sagrada Eucaristía, es la majestad de Dios que se ofrece a sí misma. Es para unirme a Él que me invita a su mesa: para que mi corazón palpite al ritmo de la Alianza que tu estableciste para mí con el Padre.

El ritmo de tu Amor me impulsa hacia la vida que brota del hogar que me has dado ... pero al que aún no me decido a entrar.

Soy como un barril sin fondo que se desespera ... mi corazón está desvencijado porque yo me alimento en todo tipo de mesas.

Sagrado Corazón de Jesús, en la Santa Hostia te encuentro, allí estás siempre accesible.

Incansable pródigas las maravillas de tu Bondad y tu tierna Compasión hacia mí.

Sin cesar me presentas la Alianza prodigiosa que has venido a sellar para mí con el Padre.

Señor, ofrezco convenientes reparaciones por las calumnias infligidas contra tu Santa Eucaristía y todas las omisiones ante Tu Presencia.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de Maria, sed la Salvación  del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



CUARTO MISTERIO

(Cuarta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


Dulce Corazón de Jesús, tu mensaje sigue siendo el mismo: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado.»

Reiteras fuertemente este llamado a través de tu Corazón traspasado, tesoro insondable de clemencia que quieres derramar sobre mí.

Tu Sagrado Corazón es el remedio para todas las guerras, para todas las desgracias que afligen al mundo.

Tu Sagrado Corazón me llama al Jardín de tu Agonía, a tu Cruz, a tu Sagrada Eucaristía, y al Perdón, donde todavía suplicas al Padre que interceda por mí.

Tú me comunicas todos estos milagros de Amor Divino olvidados por la humanidad.

¿Cuándo entenderé que sólo recurriendo a la fuente de tu Corazón es que mi amor será revestido con tu esplendor y la plenitud de tu Corazón para mis hermanos y hermanas?

Señor, te ofrezco mis actos de reparación por la falta de amor en este mundo, por todos los actos brutales ejercidos en contra de quienes no amamos lo suficiente.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación  del alma mia. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.



QUINTO MISTERIO

(Quinta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »



Señor Jesús, tus brazos abiertos en la cruz revelan completamente lo que eres para el mundo: el que da la bienvenida al que se presenta ante Tí.

Señor Jesús, tu Corazón abierto en la Cruz también habla de Tí: Tú eres quien da de beber a todos los sedientos.

¡Qué alegría descubrir a mi Dios que esconde su omnipotencia para que el Amor y la Misericordia de su divino Corazón brillen y triunfen!

¿Jesús, cómo no vivir una profunda confianza al pensar en tu Corazón? ¡Tu Corazón! me lo presentas con tanta compasión e indulgencia.

Tú eres el Señor del mundo y el Juez Supremo de los acontecimientos; nada sucede sin tu voluntad si conviene para mi santificación y mi felicidad.

¡Qué fácil es, Jesús, tratar de construir mi propia alegría y olvidarte, olvidarme del plan de Amor que Dios tiene para mí.

¡Cuántas veces me invade el miedo! Corazón obediente y fiel a Jesús, ábreme la inteligencia del Espíritu Santo para que Él fortalezca mi confianza en la voluntad del Padre hacia mí.

Calma mi mente que se inquieta ante la desconfianza, las dudas y el miedo cuando las apariencias parecen contrarias a la felicidad que me prometes. Tu percepción de todos los eventos de mi vida es mucho más profunda que la mía.

Incluso me dejaste a María, tu madre para que me cuide como te cuido a Tí ...

Ella me da la mano para avanzar en los planes de Dios y Ella nunca me abandonará. Ella me lo demostró al acompañarte en la cruz.

Con Ella recibe mis actos de reparación por todas las veces que hago el mal en lugar de tenerte en cuenta a Tí y a tu Palabra.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.


*Se termina el Rosario con la siguiente oración:


Jesús, José y Maria, les doy mi corazón y el alma mía.

Jesús, José y Maria, asístanme en mi última agonía.

Jesús, José y Maria, permitan que el alma mía expire en paz con ustedes.

Jesús, José y Maria, ilumínenme, socórranme, sálvenme

Oración de la comunidad

Acto de Contrición al Sagrado Corazón

Sagrado Corazón de Jesús, que en el divino sacramento de la Eucaristía, estás vivo e inflamado de amor por nosotros, aquí nos tienes en tu presencia, pidiéndote perdón de nuestras culpas e implorando tu misericordia. Nos pesa, ¡oh, buen Jesús! el haberte ofendido. Tú eres tan bueno que no mereces esa ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón. ¡Amén!

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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