Día 2: las doce promesas del Sagrado Corazón

Las Doce Promesas del Sagrado Corazón

En mayo de 1673, Jesús le hizo a Santa Margarita María de Alacoque, y por medio de ella a todas aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes promesas:

1. Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.

Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles; Dios nos concede, en respuesta a la oración y la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida. 

Sin embargo, hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales. Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.

2. Les daré paz a sus familias.

La paz es la tranquilidad del orden, la serenidad de la mente, con sencillez de corazón es el vínculo de la caridad. – San Agustín

Fue la primera cosa que los ángeles desearon a los hombres en el nacimiento de Jesús. 

Nuestro Señor mismo ordenó a sus discípulos que dieran la paz: 

Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!» Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. – Lucas 10:5-6


Recordemos que en el Corazón de Jesús se encuentra la verdadera paz, y esa paz es la que hace que nuestra casa sea su reflejo y el anticipo de nuestro hogar celestial.

3. Los consolaré en todas sus penas.

El deseo de consolar a los tristes es la característica de un corazón noble y amable. 

El Sagrado Corazón es el más noble y generoso de los corazones, tanto humano como divino. ¿Cómo nos consuela? No necesariamente liberándonos de la tristeza y aflicción. Él conoce, el valor inmensurable de la cruz y por medio de ella, tenemos que expiar nuestros pecados. Por su gracia, Él hace lo que lo doloroso sea tolerable.

No digo esto para condenarlos: «como ya les dije, ustedes están en mi corazón, unidos en la vida y en la muerte. Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones.» – 2 Corintios 7:3-4

4. Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.

[...] uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. – Juan 19,34

El costado de Cristo se abrió para demostrar que la Divina Providencia quiso que todos los hombres encontrasen en su Corazón Divino un refugio seguro contra los enemigos de nuestra salvación. 

En el Corazón de Jesús podemos encontrar protección, fuerza en nuestra fragilidad, la perseverancia en nuestra inconstancia, refugio seguro en los peligros, fatigas de la vida y en la hora de la muerte.

5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

Dios es amor. Él está dispuesto a dar a sus hijos abundantes bendiciones temporales, siempre que no pongan en peligro nuestros intereses eternos

Su especial Providencia protege y vela, con gran amor y ternura, a los devotos del Sagrado Corazón de Jesús. 

Sin embargo, no debemos desanimarnos si nuestras oraciones, pidiendo favores temporales, no son contestadas de la manera en que quisiéramos, porque Dios siempre pone nuestro bien eterno antes de nuestro bien temporal.

6. Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de Mi Misericordia.

La redención es el drama inmortal de la misericordia de Dios; y nuestro Divino Redentor es, por así decirlo, la Misericordia de Dios Encarnado. 

[...] porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia [...] (Salmos 130,7)


En la tierra, el Corazón de Jesús estaba lleno de misericordia hacia todos. Ahora en su humanidad glorificada en el cielo, Jesús sigue mostrando Su Misericordia sin límites:

[...] ya que vive eternamente para interceder por nosotros. – Hebreos 7,25

7. Las almas tibias se volverán fervorosas.

La tibieza es un estado moribundo y lánguido del alma que ha perdido su interés en la religión. El Espíritu Santo expresa disgusto profundo para un alma así:

Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca. – Apocalipsis 3:15-16

El único remedio para la tibieza es la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que vino «a traer fuego sobre la tierra", es decir, para inspirar a los corazones fríos y tibios con un nuevo temor y el amor de Dios.

8. Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.

La mayor perfección es la recompensa que Jesús otorga a los devotos fervientes de su Divino Corazón; esta devoción tiene, como su fruto especial, transformarnos en gran semejanza a Nuestro Señor. Esto enciende en nuestros corazones el fuego del amor divino, que, como dice San Pablo:

Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección. – Carta a los Colosenses 3,14

A través de la devoción al amor del Sagrado Corazón de Jesús, se dará paso a un celo ardiente por igualar nuestros intereses a los de Jesús

9. Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.

Las imágenes religiosas son una poderosa y atractiva fuente de inspiración. 

El Sagrado Corazón de Jesús es un libro abierto en el que podemos leer su infinito amor hacia nosotros en su pasión y muerte. 

Nos muestra su Corazón, cortado y abierto por la lanza, todo resplandeciente como un horno ardiente de amor, cuyas llamas aparecerán brotando desde la parte superior. Está rodeado de espinas, el angustiante golpe de amor ignorado. 

Quizás esto siempre nos impulse a los actos de amor y de generosidad.

10. Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de tocar los corazones más endurecidos.

La conversión de un pecador ocurre a veces por gracias extraordinarias. 

Dios nunca va a forzar a la libre voluntad de un ser humano. Pero Él puede otorgar gracias con las cuales impulsa al pecador a vencer la actitud rebelde que tienen las almas pecadoras más obstinadas. 

Esto, entonces, es lo que ocurre en el caso de los sacerdotes que están animados con gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

11. Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.

Esta promesa otorga a los promotores de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús una recompensa maravillosa: 

«[...] tendrán sus nombres escritos en mi Corazón.» 

Estas palabras implican una amistad fuerte y fiel de Cristo mismo, y nos presenta el "Libro de la Vida" de San Juan: 

«El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Angeles» – Apocalipsis 3,5

12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno

"La perseverancia final es un don gratuito de la bondad de Dios, y no puede ser merecido como un derecho adquirido por cualquier acto individual que hagamos" (Concilio de Trento) 

Se da como la recompensa por una serie de actos continuos hasta el final: 

[...] aquel que persevere hasta el final se salvará. – Mateo 10,22


Las condiciones para ganar esta gracia son tres:

1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.


2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.


3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.


Oración para el segundo día

¡Sagrado Corazón de Jesús! puerta celestial por donde nosotros podemos llegar a Dios y por la cual Dios viene a nosotros. 

Dígnate acoger nuestros deseos y amorosos suspiros, para que, entrando contigo a la Eternidad, recibamos tus celestiales bendiciones y copiosas gracias para venerarte. 

Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra ti, ¡oh, amantísimo Corazón!, y concédeme lo que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto tuyo y bien de mi alma.

Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón.

¡Amén!


☑️Si los deberes cotidianos sólo te permiten dedicar un tiempo corto para la oración, te sugerimos:

Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque.


☑️Si puedes disponer de un tiempo más largo te sugerimos:

Hacer el Rosario del Sagrado Corazón de Jesús.


Rosario del Sagrado Corazón de Jesús

El Rosario del Corazón de Jesús consiste de cinco docenas en honor a las cinco Llagas de Nuestro Señor.

Este Rosario se recita usando un Rosario de cuentas regulares.


*Inicio:

Por la señal de la Santa Cruz,

De nuestros enemigos,

Líbranos Señor, Dios Nuestro.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.

¡Amén!

 

*En la Cruz del Rosario:

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús! óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.

A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti.

Para que con San José, la Virgen María,

tus Ángeles y  tus Santos

te alabe y te bendiga

por los siglos de los siglos.

¡Amén!


 

PRIMER MISTERIO

(Primera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


¡Oh, mi Jesús! aquí estas presentándonos tu Corazón Bendito; tu Corazón que no ahorra nada de amor, hasta que se agote y consuma todo lo que sea necesario para decirnos cuánto nos amas.

¡Sí Jesús, Tu nombre es Amor, Tu lema, Tu vida! ¡Amar contigo, es amar a toda costa! Cuánto te ha costado amar, mi Señor...

Cuando contemplo tu Corazón abierto, noto mi ingratitud por el inmenso regalo que nos has hecho.

Lo que recibes a cambio por este regalo de amor sigue siendo hoy como ayer, la ingratitud, la frialdad y el desprecio de todos aquellos por quien no puedes permanecer indiferente.

Corazón de Jesús, vengo a honrarte y quiero reparar las humillaciones que recibes para consolar a tu amoroso Corazón despreciado.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 


SEGUNDO MISTERIO

(Segunda Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »

 

Al hacer resplandecer tus promesas como joyas celestiales, mi Dulce Jesús, pides que disponga mi corazón para recibir los regalos más preciosos de tu inagotable Misericordia.

Me pides que abra mi corazón para hacerme vivir la mayor felicidad mientras mi mente deambula en busca de alegrías. ¡Qué pérdida de tiempo!

En mi interior resuena tu Palabra, es allí donde escucho tu invitación. No sólo con mi boca y mi comportamiento esperas la respuesta, sino desde lo más profundo de mi alma.

Mi Dulce Corazón de Jesús, quiero escuchar tu Palabra que me entregas libremente.

Recibe mis actos de reparación por tus llagas causadas por los pecados de la ignorancia y la indiferencia, para merecer tus Misericordias celestiales y tu Amor infinito.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



TERCER MISTERIO

(Tercera Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


La majestad de Dios es la que se esconde en tu Corazón humano, Jesus, hijo de Maria.

¡Tu Corazón es mi Alianza! ¡Tu Corazón es el camino más corto que me lleva al Padre!

¡El corazón humano palpitante es la vida de Jesús, la vida de Dios es la que late en el corazón humano!

En la Sagrada Eucaristía, es la majestad de Dios que se ofrece a sí misma. Es para unirme a Él que me invita a su mesa: para que mi corazón palpite al ritmo de la Alianza que tu estableciste para mí con el Padre.

El ritmo de tu Amor me impulsa hacia la vida que brota del hogar que me has dado ... pero al que aún no me decido a entrar.

Soy como un barril sin fondo que se desespera ... mi corazón está desvencijado porque yo me alimento en todo tipo de mesas.

Sagrado Corazón de Jesús, en la Santa Hostia te encuentro, allí estás siempre accesible.

Incansable pródigas las maravillas de tu Bondad y tu tierna Compasión hacia mí.

Sin cesar me presentas la Alianza prodigiosa que has venido a sellar para mí con el Padre.

Señor, ofrezco convenientes reparaciones por las calumnias infligidas contra tu Santa Eucaristía y todas las omisiones ante Tu Presencia.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »


*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de Maria, sed la Salvación  del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.

 



CUARTO MISTERIO

(Cuarta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »


Dulce Corazón de Jesús, tu mensaje sigue siendo el mismo: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado.»

Reiteras fuertemente este llamado a través de tu Corazón traspasado, tesoro insondable de clemencia que quieres derramar sobre mí.

Tu Sagrado Corazón es el remedio para todas las guerras, para todas las desgracias que afligen al mundo.

Tu Sagrado Corazón me llama al Jardín de tu Agonía, a tu Cruz, a tu Sagrada Eucaristía, y al Perdón, donde todavía suplicas al Padre que interceda por mí.

Tú me comunicas todos estos milagros de Amor Divino olvidados por la humanidad.

¿Cuándo entenderé que sólo recurriendo a la fuente de tu Corazón es que mi amor será revestido con tu esplendor y la plenitud de tu Corazón para mis hermanos y hermanas?

Señor, te ofrezco mis actos de reparación por la falta de amor en este mundo, por todos los actos brutales ejercidos en contra de quienes no amamos lo suficiente.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación  del alma mia. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.



QUINTO MISTERIO

(Quinta Década)

*En las cuentas gruesas del Rosario: 

(Al principio de esta decena)

« Jesús, Dulce y Humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo. »



Señor Jesús, tus brazos abiertos en la cruz revelan completamente lo que eres para el mundo: el que da la bienvenida al que se presenta ante Tí.

Señor Jesús, tu Corazón abierto en la Cruz también habla de Tí: Tú eres quien da de beber a todos los sedientos.

¡Qué alegría descubrir a mi Dios que esconde su omnipotencia para que el Amor y la Misericordia de su divino Corazón brillen y triunfen!

¿Jesús, cómo no vivir una profunda confianza al pensar en tu Corazón? ¡Tu Corazón! me lo presentas con tanta compasión e indulgencia.

Tú eres el Señor del mundo y el Juez Supremo de los acontecimientos; nada sucede sin tu voluntad si conviene para mi santificación y mi felicidad.

¡Qué fácil es, Jesús, tratar de construir mi propia alegría y olvidarte, olvidarme del plan de Amor que Dios tiene para mí.

¡Cuántas veces me invade el miedo! Corazón obediente y fiel a Jesús, ábreme la inteligencia del Espíritu Santo para que Él fortalezca mi confianza en la voluntad del Padre hacia mí.

Calma mi mente que se inquieta ante la desconfianza, las dudas y el miedo cuando las apariencias parecen contrarias a la felicidad que me prometes. Tu percepción de todos los eventos de mi vida es mucho más profunda que la mía.

Incluso me dejaste a María, tu madre para que me cuide como te cuido a Tí ...

Ella me da la mano para avanzar en los planes de Dios y Ella nunca me abandonará. Ella me lo demostró al acompañarte en la cruz.

Con Ella recibe mis actos de reparación por todas las veces que hago el mal en lugar de tenerte en cuenta a Tí y a tu Palabra.

 

*En las cuentas pequeñas del Rosario:

(Repetir diez veces)

« Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. »

 

*Al concluir esta decena:

« Dulce Corazón de María, sed la Salvación del alma mía. »

Señor Jesús, Bendito seas por tu Amor; perdóname por mi falta de gratitud hacia Tí.

Rezo por Tí y por todos mis hermanos y hermanas.


*Se termina el Rosario con la siguiente oración:


Jesús, José y Maria, les doy mi corazón y el alma mía.

Jesús, José y Maria, asístanme en mi última agonía.

Jesús, José y Maria, permitan que el alma mía expire en paz con ustedes.

Jesús, José y Maria, ilumínenme, socórranme, sálvenme

Oración de la comunidad

Acto de Contrición al Sagrado Corazón

Sagrado Corazón de Jesús, que en el divino sacramento de la Eucaristía, estás vivo e inflamado de amor por nosotros, aquí nos tienes en tu presencia, pidiéndote perdón de nuestras culpas e implorando tu misericordia. Nos pesa, ¡oh, buen Jesús! el haberte ofendido. Tú eres tan bueno que no mereces esa ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar, según ellas, nuestro humilde corazón. ¡Amén!

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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