EVANGELIO JUEVES 30 DE MAYO

Juan 16, 16-20


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver". Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: "¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver‘, y con eso de que: ‘Me voy al Padre‘?" Y se decían: "¿Qué significa ese ‘un poco‘? No entendemos lo que quiere decir".


Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: "Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver‘. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría".


Reflexión 


En esta despedida de Jesús, les hace ver de nuevo a sus discípulos el contraste entre la vida cristiana y la vida del mundo: "Ustedes se entristecerán y el mundo se alegrará con mi partida".


Y es que el mundo nos propone como la verdadera fuente de la felicidad un mundo sin Dios, en donde cada uno puede regir su vida como mejor le parezca. Los cristianos, por el contrario, hemos entendido que la vida sin Dios es caos, destrucción, angustia y soledad. Por ello la lucha en nuestro corazón continúa, pues no faltan las invitaciones a vivir, si no toda nuestra vida, sí muchas situaciones particulares (fiestas, negocios, relaciones en el noviazgo o el matrimonio) al margen de Dios.


Si por nuestra debilidad nos hemos dejado llevar por estas invitaciones, ¡ánimo!, el Señor no nos ha abandonado; y si te sientes ahorita triste y desanimado porque tu vida atraviesa por un período en donde no sientes la cercanía de Dios ¡Ánimo! Jesús prometió que tu tristeza se convertirá en gozo. Y Jesús no miente. ¡Ten fe! 


Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.


Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 2 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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