Fidelidad y obediencia a la Iglesia en Comboni
San Daniel Comboni amaba la Iglesia y su relación con ella fue siempre de fidelidad y obediencia incondicionales. Comboni escribió muchos textos en los que muestra su sincero amor a la Iglesia. Este es solo un ejemplo:
He entregado mi voluntad, mi vida y toda mi persona a la Santa Sede, es decir, al Papa, al Cardenal prefecto de Propaganda (organismo de la Santa Sede que se ocupaba de la actividad misionera) y a sus representantes y tengo la intención de trabajar únicamente –y diré, ciegamente- bajo su sabia dirección y autoridad y, aunque pudiese con la gracia de Dios convertir al mundo entero, rehusaría hacerlo si no me lo encargase y mandase la Santa Sede y sus representantes…
Precisamente por estar animado de este espíritu de obediencia, Comboni tendrá el valor de alzar su voz ante la autoridad, siempre con respeto, pero también con verdadera libertad apostólica, sobre todo cuando veía que apremiaba la hora de Dios para África y que le parecía que en Roma no eran conscientes de ello:
Estoy destrozado por el cansancio y por ver en Roma tan poco celo por la salvación de las almas de algunos cardenales… pero paciencia; Dios lo quiere así. Si en este mes no se solucionan mis asuntos, irá a Propaganda y declararé que ya no puedo esperar más, puesto que es mi deber ir a la misión, donde me esperan con los brazos abiertos…
Por intercesión de San Daniel Comboni, oramos por la Iglesia, que recuerde continuamente que su naturaleza esencial es SER MISIONERA.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6