Debe "correr hasta la meta" (2 Tim. 4, 7)

Viernes 17 de mayo del 2019


Así, pues, la Legión exige un servicio sin límites, sin restricciones. Y esto no es solamente un consejo, es una necesidad; porque, si no apunta el legionario a lo más alto, no llegará a perseverar ni siquiera en lo comenzado. Perseverar hasta el fin en la obra del apostolado es, en sí misma, cosa heroica; y este heroísmo se consigue sólo a fuerza de una serie continua de actos heroicos, que tienen en la perseverancia final su remate y su corona.

 Pero aquí tratamos de la perseverancia, no sólo de cada legionario, en su calidad de tal sino como un sello que ha de llevar estampado cada acto que integra el programa de acción de la Legión. Cambios tiene que haber, claro está: en las visitas se cambia de lugar y de persona; se pone término a unas obras y se empiezan otras, etc.; pero esto es el movimiento acompasado de un proceso vital, no el caprichoso vaivén de la inestabilidad y del afán de novedad, que acaba por romper la más férrea disciplina. Recelosa de este espíritu de mutabilidad, la Legión no cesa de clamar exigiendo un espíritu recio; y, al terminar sus juntas, envía a los legionarios a sus diversas empresas, despidiéndolos con esta consigna invariable: ¡Manteneos firmes! (2 Tes. 2, 15).

Oración de la comunidad

Catena Legionis

Antífona: ¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla? Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo; dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: ¿Quién Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla? V. Oh María, sin pecado concebida, R. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Oremos Oh Señor Jesucristo, medianero nuestro delante del Padre, que constituiste a la santísima Virgen, tu Madre, madre nuestra y medianera ante de Ti, haz que cuantos a Ti acudieren para pedirte beneficios se gocen de haberlo conseguido todo por Ella. Amén.

¡Gracias! 14 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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