La hemorroísa
Mujer que pugna por abrirse paso
había oído que Jesús podía
secar la fuente de sus hemorragias
y devolverle doce años de vida.
No se atrevió a tocar su Cuerpo Santo
Ella, la impura, la que no podía
tocar a nadie sin hacerle daño
buscaba a tientas lo que no sabía.
Hasta que al fin sus dedos tropezaron
con el borde del manto que cubría
la Carne intacta que vino a salvarla
-Sangre por sangre- de sus agonías.
La orla del manto transmitió la fuerza
bastó la tela que tejiera un día
la Madre Pura del Cordero Casto
tela certera, manto de alegría.
Seca la fuente, se cerró la herida
muerta la muerte, renació la Vida.
"¿Quién me ha tocado?" Todos y ninguno.
Borde del manto: cree la hemorroísa.