Debe proceder con amor, igual que Cristo nos amó y se entregó por nosotros
Lunes 13 de mayo del 2019
El secreto del éxito feliz en el trato con los demás está en establecer contacto personal con ellos, un contacto de amor y simpatía mutua. Pero este amor ha de ser más que meras apariencias: ha de saber resistir las pruebas que entraña la verdadera amistad; esto exigirá a menudo alguna mortificación. Saludar, en un ambiente de lujo y elegancia, a quien poco antes se fue a visitar en la cárcel; andar por las calles con personas andrajosas, estrechar cordialmente una mano mugrienta, aceptar un bocado en una buhardilla pobre y sucia: estas cosas -y otras por el estilo- a algunos les parecerán difíciles, pero, si se rehuyen, se descubrirá que esa amistad era puramente fingida. Y, ¿qué sucede? Se rompe el contacto, y aquella pobre alma que se iba levantando, desilusionada, se vuelve a hundir en la sensación de fracaso.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6