¿Hay que salir de casa para ser misionero?
Un niño le preguntó hace poco a un misionero comboniano de nuestra comunidad de Madrid si es necesario salir de casa para ser misionero. No es fácil responder. En principio, sabemos que misioneros somos todos los bautizados, todos los que creemos en Jesucristo y que, a veces más mal que bien, lo anunciamos con nuestra palabra pero sobre todo con nuestra vida. Por eso somos todos misioneros siempre y en todo lugar, también en nuestra ciudad, familia o lugar de trabajo. Sin embargo, para cualquier miembro de la Familia Comboniana, la invitación a salir “de casa” para encontrar otros pueblos y culturas es casi una obligación. Nuestro fundador, San Daniel Comboni, fundó dos institutos misioneros (uno masculino y otro femenino) pero luego no se dedicó únicamente a gestionarlos desde la confortable Italia de su tiempo. Comboni asumió todos los riesgos y quiso vivir la misión desde el corazón de África. Trece veces afrontó el penoso viaje a través del desierto que separaba su país de Jartum, capital de Sudán y sede del Vicariato de África Central del que fue el primer obispo.
Por intercesión de San Daniel Comboni, oremos por el Señor aumente en todos los misioneros el deseo a salir de las zonas de confort para ir al encuentro de los otros pueblos y culturas con una actitud de escucha atenta.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6