La vida es misión

Imagen principal de la publicación

Para qué estamos en la tierra.


Cada hombre y mujer es una misión, y esta es la razón por la que se encuentra viviendo en la tierra. Ser atraídos y ser enviados son los dos movimientos que nuestro corazón, sobre todo cuando es joven en edad, siente como fuerzas interiores del amor que prometen un futuro e impulsan hacia adelante nuestra existencia. Nadie mejor que los jóvenes perciben cómo la vida sorprende y atrae. Vivir con alegría la propia responsabilidad ante el mundo es un gran desafío. Conozco bien las luces y sombras del ser joven, y, si pienso en mi juventud y en mi familia, recuerdo lo intensa que era la esperanza en un futuro mejor. El hecho de que estemos en este mundo sin una previa decisión nuestra, nos hace intuir que hay una iniciativa que nos precede y nos llama a la existencia. Cada uno de nosotros está llamado a reflexionar sobre esta realidad: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo».  Extracto del mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones del Papa Francisco.


Evangelio según San Lucas 13,1-9.

[1] En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. [2] Él contestó: —¿Pensáis que aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás galileos? [3] Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos. [4] O aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? [5] Os digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos. [6] Y les propuso la siguiente parábola: —Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. [7] Dijo al hortelano: —Llevo tres años viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está esquilmando el terreno. [8] Él le contestó: —Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, [9] a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene. 


Celebrándose hoy, en la Iglesia Católica a san Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador, aprovechamos su homilía para el tercer domingo de cuaresma y hacer nuestra oración misionera:

UNA VIDA QUE DIOS MIRA CON AMOR

LA PARÁBOLA DE LA HIGUERA… LLAMADO CONVERSIÓN,
NO TANTO DESDE LA SEVERIDAD DE SAN MATEO… COMO
DE LA MISERICORDIA DE DIOS
...
En este mismo sentido hay que interpretar también la tremenda parábola de la higuera estéril que nos cuenta hoy San Lucas. Cuando aquel dueño de la finca le dice al administrador: "Córtala, ¿para qué ocupa tierra si no produce fruto?" El jardinero le dice: "Déjala, Señor, la voy a cultivar más este año. Tal vez este año da fruto". En el paralelo de San Mateo dice que: "al acercarse el Señor, la higuera se había secado ya ante la inutilidad de su vida y la maldición de Dios". Pero San Lucas, que es llamado el evangelio de las misericordias, no termina tan trágicamente si no que nos da un aliento de esperanza; lo que interesa -dice San Lucas, interpretando a Cristo- es tener una vida útil, una vida que produzca fruto.

Lo que nos quiere enseñar el Evangelio es: ¿de qué sirve la vida por más pomposa que aparezca si no produce frutos?, ¡higueras estériles! Y nos indica también la ternura y la paciencia de Dios esperando: tal vez el otro año, tal vez mañana. Es un llamamiento precioso de Cuaresma para que revisemos nuestras vidas a ver si de verdad hay frutos o somos higueras que inútilmente están ocupando la tierra en el mundo. Se necesitan hombres de buenas obras, se necesitan cristianos que sean luz del mundo, sal de la tierra. Hoy se necesita mucho el cristiano activo, crítico, que no acepta las condiciones sin analizarlas internamente y profundamente. Ya no queremos masas de hombres con las cuales se ha jugado tanto tiempo, queremos hombres que como higueras productivas sepan decir SI a la justicia no a la injusticia y sepan aprovechar… el don precioso de la vida. Lo sepan aprovechar cualquiera que sea la situación. Queridos hermanos, el más humilde de los que estamos aquí, el más pequeño, el que se crea el más insignificante, es una vida que Dios mira con amor.

Dios cuida de cada hombre con el cariño que aquel jardinero cuidaría todo aquel año para que produjera fruto la higuera que tenía sobre sí la amenaza de la muerte.

Por eso, el llamamiento es claro para nuestra Cuaresma: ¡haced penitencia! Es la voz que desde el Miércoles de Ceniza nos mandó decir el Señor a todos nuestros pueblos.


¡Oh! Dios Padre Misericordioso, 

que por mediación de Jesucristo

y la intercesión de la Virgen María, Reina de Paz; 

y la acción del Espíritu Santo, 

concediste al Santo Óscar Romero 

la gracia de ser un Pastor ejemplar al servicio de la Iglesia; 

y en ella preferencialmente a los pobres y los necesitados.

Haz, Señor, que yo sepa 

también vivir conforme al

Evangelio de tu Hijo y dígnate

glorificar a tu Santo Óscar Romero

y concédeme, por su Intercesión, el favor que te pido:

la protección de los misioneros.

Amén

A continuación recemos Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración de la comunidad

Oración de intercesión por los misioneros

Señor, que has querido que tu Iglesia sea sacramento universal de salvación para todos los hombres, escucha bondadoso las súplicas que te dirigimos por los misioneros: sacerdotes, religiosos y laicos. Ya que te dignas concedernos la gracia de cooperar en la santificación de tu Iglesia, acepta nuestro deseo de hacerte amar y conocer, por el que te ofrecemos nuestra oración, amor y sacrificio, Para que por los méritos de tu Hijo Jesucristo bendigas a los misioneros, guardándolos de todo peligro, haciéndoles sentir tu presencia en sus trabajos y preocupaciones, haciendo de ellos unos apóstoles que emulen el fervor misionero de San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús, co-patronos de las misiones. María, Madre de la Iglesia, Estrella de la evangelización y Reina de las Misiones, acompaña a los misioneros en su entrega y concédeles el don de la perseverancia en su compromiso de dar a conocer a Jesucristo, nuestro Salvador y compartir el evangelio con quienes no lo conocen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

¡Gracias! 15 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Mes Misionero Extraordinario

Me inscribo