18 febrero - Octavo día : ¡Acerquémonos!

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18 febrero - Octavo día : ¡Acerquémonos!

 

Oración para todos los días

¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseo hacer esta novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamado que en persona de la humilde Bernardita, has hecho a todos tus hijos.

Me postro a tus pies para escuchar con atención tu dulce voz, presentarte mis necesidades y solicitar tus amorosos cuidados. No me ignores, Madre mía, a pesar de mi indignidad; observa únicamente el arrepentimiento que tengo por haber afligido tu maternal corazón.

Renueva en mi corazón la pasión hacia tu adorado Hijo, acude en mi ayuda durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y conseguir por tu intercesión el favor especial que solicito de la Divina Majestad.

Mucho mas quiero dar gracias a Dios, por todos los beneficios recibidos.

¡Amén!

 

 

Oración para el octavo día

Digna de consideración es la manera de brotar el agua de la fuente milagrosa. Primero el agua empieza a abrirse paso gota a gota, poco después es un hilito apenas perceptible; y poco a poco creciendo sin cesar termina formándose una fuente que arroja diariamente más de cien mil litros de agua.

Así mismo sucede con la oración, tiene que ser perseverante. A veces no se reciben las gracias y favores que se le piden al Señor y a la Santísima Virgen, porque no se ruega con constancia. Por razones inexplicables a la razón humana no se nos conceden fácilmente sino después de instar y perseverar en la oración.

Las gracias que cada uno de nosotros recibe repentinamente como si vinieran de una fuente milagrosa generalmente no producen cambios repentinos. Por eso es que se dice que nadie de repente se hace santo, así como ninguno llega de un solo golpe a ser sumamente malo.

Dios, nuestro Señor, en un solo momento puede dignarse concedernos gracias eficacísimas que produzcan en nosotros una transformación súbita, pero normalmente nos concede gracias acordes a nuestros méritos.

En nuestras vidas ¡cuántas veces Dios habrá tocado nuestros corazones!... ¿Y será posible que permanezcamos sordos y no acudamos a sus llamados...? Tenemos en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía una fuente abundante de todas las gracias. Jesús, el Autor de todo bien es quien desde la Sacratísima Hostia nos dice: «Venga a Mí todos.» Acerquémonos a esta fuente del amor divino para apagar la sed que sentimos por las cosas de la tierra, y no desear sino las alegrías celestiales y eternas.

... sabemos que, según las Escrituras, el rostro de Dios es inaccesible para el hombre: nadie puede ver a Dios y mantenerse vivo. Esto expresa la trascendencia de Dios, la grandeza infinita de su gloria pero la gloria de Dios es todo Amor, y por lo tanto, mientras permanece inaccesible, como un Sol que no se puede ver, irradia su gracia sobre cada criatura y, de manera especial, sobre los hombres y las mujeres, en los que se refleja más. Jesús, es fuente de gracia, misericordia y paz. – Papa Francisco, Enero 1, 2019 - Angelus, Palacio Apostólico Vaticano

¡Amén!

 

 

Parte Histórica - Octava parte

El agua que al principio tan tenuemente brotaba de las entrañas de la tierra iba paulatinamente aumentándose hasta llegar a ser una fuente caudalosa. La gente impulsada por una secreta inspiración, acudían a beber de aquella agua, y hasta los enfermos, muchos de ellos desahuciados por la ciencia, reconocidos como incurables, al ser bañados con agua de la fuente sanaban de sus dolencias. Con estos prodigios, el entusiasmo religioso y la devoción se acrecentaban; y a pesar que la Aparición no había dicho quién era, la gente creía que no podía ser otra que la Madre de Dios. Bernardita, que ansiaba también saber quién era la hermosa Señora, el 25 de Marzo, al verla como siempre rodeada de luz indescriptible y con una bondad sin igual, se atrevió a preguntarle:

"Señora, ¿tendréis la bondad de decirme quién sois y cuál es vuestro nombre?".

La bendita Aparición sonrió sin contestar. Animada por su benevolencia, Bernardita insistió: "oh, Señora! ¿queréis tener la bondad de decirme vuestro nombre?" Los resplandores de la Aparición aumentaron, como si fuese creciendo en alegría; pero tampoco respondió.

Bernardita, extasiada ante tanta hermosura, redobló sus insistencias, pronunciando por tercera vez estas palabras: "Señora, ¿queréis tener la bondad de decirme cuál es vuestro nombre?"

A pesar de tantas insistencias, la Aparición permanecía silenciosa. La niña, como si una inspiración superior la guiara, por cuarta vez dijo: "¡Oh Señora! os lo suplico, queréis tener la bondad de decirme quién sois y cómo os llamáis?"

A esta última súplica, la Aparición desplegó sus manos, suspendió del brazo derecho el Rosario, abrió los brazos y los inclinó al suelo, como indicando las bendiciones que derramaría sobre la tierra. Después elevándo sus brazos hacia el cielo, pronunció con una gratitud indecible: «Yo soy la Inmaculada Concepción.»

 

 

Meditación del Octavo Día 

¡Nuestra Señora de Lourdes!  Tu que nada rehusas a la fe de tu hijos, concedenos una fe pura; no sólo una fe que consista en creer las verdades que la Iglesia enseña, sino también la fe intima, viva y filial, plena y ardiente que tanto agrada al corazón de Dios; esa fe poderosa y sin vacilaciones que recompensa en la tierra concediéndo todo lo que se pide y haciendo por ella los mayores milagros.

Danos la fe de esas almas rectas y sencillas que te han invocado en Lourdes, y lejos de Lourdes y que han obtenido de tu inmensa bondad extraordinarias curaciones que asombran al mundo.

Ciertamente, ¡oh María! creo enteramente que con el socorro de tu Gracia sería capaz de morir por mi fe, pero a pesar de todo, mi fe aún es tímida, vacilante y se estremece de miedo a cada paso que doy en medio de las tinieblas. Conviertela valiente, firme y luminosa. ¡Oh María! en Ti pongo mi confianza.

« Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Amén! »

 

 

Oración a Santa Bernardita

¡Bernardita de Lourdes! joven humilde y sencilla,
fuiste elegida por predilección divina  
para contemplar a la Madre de Dios, 
recibir su mensaje de conversión 
y entregarlo a los hombres de nuestro tiempo. 

Hoy venimos también nosotros, 
tus hijos, tus hermanos,
a saludarte y felicitarte,
dispuestos a imitar tu fe y entrega al Señor. 

Tú, que acudiste presurosa al encuentro de la Virgen,
préstanos tus pies ágiles para llegar hasta Jesús,
recorriendo el mismo camino que te enseñó María. 

Tú, que con tu Rosario alabaste a la Virgen Santa, 
préstanos tus labios candorosos,
para dialogar con Cristo, contarle nuestros problemas,
y compartir las esperanzas de nuestros hermanos. 

Tú, que en un cielo anticipado, 
contemplaste extasiada a María Inmaculada,
préstanos tus ojos límpidos para admirarla en su grandeza
y ser como Ella humildes servidores del Señor. 

Tú, que recibiste una promesa de felicidad, 
no en este mundo, sino en el otro,
danos tu corazón sencillo y generoso
para cumplir siempre con nuestro deber. 

Así, amando cada día más al Señor, 
y reconociéndolo presente en nuestros hermanos,
merezcamos contemplar contigo en el cielo
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Amén!

 

 

Gozos a la Virgen de Lourdes

I

Virgen Santa Inmaculada, de la Gruta misteriosa,

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

II

Allá en las verdes riberas donde sus aguas de plata
El manso Gave desata dando vida, inspiración.
A la sombra de sus bosques la humilde Lourdes reposa.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

III

De verduras tapizadas se levantan sus montañas
De cuyas ricas entrañas, con admirable primor,
Se desprende una ancha Gruta que se cubre de silvestre roca.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

IV

Hacia las faldas del monte subió un día Bernardita,
La aldeana de Dios bendita por sus gracias y candor,
A formar haces de leña que proveyeran a su choza con fuego y calor.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

V

Súbitamente a la Gruta un rayo de luz la ilumina,
Y en una aureola divina más espléndida que el sol,
La reina del Cielo y la Tierra su santo pie en la roca posa.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

VI

“No temas, hija querida, levanta a mí tu mirada,
Soy María Inmaculada, soy la Madre de tu Dios
Por teatro elijo este sitio de mi portentosa mano.”

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

VII

Dijo la Virgen, y envuelta por los pliegues de una nube
Al Cielo de nuevo subió que a su paso se entreabrió:
La aldeana vuelve a la vida, y su alma de placer rebosa.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

VIII

Al pie de esta misma Gruta, diez y ocho veces la aldeana
De la Virgen soberana la vista recibió,
Desafiando al malvado, otras tantas veces victoriosa salió.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

 

IX

Sellar quiso, sus bondades la Señora, eternamente,
Con una límpida fuente, que entre las rocas brotó
Al contacto repentino de la candorosa niña.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

X

En esas aguas del cielo el hombre encuentra la vida,
Huye la muerte aterrada, calma el triste su dolor,
Y en los triunfos de María la Iglesia Santa se goza.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

XI

El lejano peregrino va a postrarse ante esa roca,
Donde el mundo entero invoca, Tu Divina Concepción.
¡Bendita seas, María!
Que de Dios eres Madre, Hija y Esposa.

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

 

XII

Virgen Santa Inmaculada de la Gruta Misteriosa,

Acoge, Madre piadosa de tus hijos la oración. 

¡Amén!

 

 

Oracion Final

Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostraste a los hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita, tes ruego me hagas merecedor(a) de alegrar mi corazón con tus influencias soberanas.

Y así, Señora, como hiciste brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derrama sobre mi pobre alma las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno(a) de los goces purísimos del cielo.

¡Amén!

 

 

 

Acción concreta:

Oremos por todos los que alrededor del mundo trabajan cuidando a los enfermos, fisicos o espiritualmente, para que obtengan un salario justo, condiciones de trabajo humanas que les permitan concentrarse en la vocación de su profesión para seguir velando por los más vulnerables de nuestra sociedad.


 

 

Oración de la comunidad

Oración a Nuestra Señora de Lourdes

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas el tesoro de tu misericordia sobre nosotros. Por nuestros pecados, indignos somos para ser escuchados: pero acuérdate que jamás se ha oído decir que nadie que haya acudido a Ti haya sido abandonado. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por tu mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guarda también una mirada de bendición para (dígase el nombre del enfermo/a), que se haya tristemente enfermo. Concédele por intercesión de tu Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, concédenos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. ¡Amén!

¡Gracias! 131 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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2019 - Novena a Nuestra Señora de Lourdes

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