DÍA CUARTO
Por la Señal de la Santa Cruz...
En el Nombre del Padre...
Acto de Contrición
Oración preparatoria
Corazón Amabilísimo de Jesús, que por la abundancia de tu benignísima Misericordia, y para manifestación más sensible del inmenso Amor, con que miras a los corazones humanos, deseando dilatar el Reino de tu Amor, y penetrar a todos de las más vivas llamas de aquel Fuego Divino, que viniste a encender en el mundo, enviaste a él en estos últimos siglos, en que lastimosamente se ve resfriada la devoción de muchos, al dulcísimo San Francisco de Sales, nuevo Vaso de elección, en cuyo pecho depositaste con tanta largueza los tesoros de tu Luz y Amor, previniéndolo con tan copiosas bendiciones de dulzura, para que hecho todo para todos, mostrase a toda suerte de gentes el camino llano y seguro de la perfecta virtud cristiana: concédenos, Deífico Corazón, que embriagados con la Dulzura de tu Amor, protegidos de los altos méritos de este tu escogido Siervo, e instruidos con sus celestiales avisos, conozcamos la vanidad de cuanto el mundo estima para despreciarla; la fealdad del pecado, para aborrecerla; la preciosidad de tu Gracia, para conservarla a toda costa; la grandeza y verdadera Hermosura de tu Ser Divino, para amaros con todas las facultades de nuestras almas, y la suavidad apetecible del Yugo de tu Divina Ley, para que rindamos gustosos nuestra cerviz a tan dichosa servidumbre, y abracemos con todo el conato de nuestro corazón la ligera carga de tus Mandamientos, todos Amor, Dulzura y verdadera Libertad. Compadeceos poderosísimo Corazón de tantas almas, que deslumbradas con los errados dictámenes del ciego y vano mundo, atraídas de los venenosos silbos de la antigua serpiente, y presas en los dorados lazos de los fugitivos placeres de los sentidos, incautamente duermen en una falsa seguridad con lastimoso peligro de su salvación.
Mirad, Corazón Clementísimo, que por ellas padeciste congojas y agonías en el Huerto, y terribles desamparos en la Cruz, y que su amor os obligó a que quedaras Sacramentado, haciéndonos compañía hasta el fin del mundo: no se frustren, Señor, tan preciosos trabajos y tan amorosos excesos. Atended también á los fervorosos esmeros con que os sirvieron y desearon los desagravios más cumplidos de vuestro Sagrado Honor los Purísimos Corazones de María y José, y por la complacencia que tuviste en los méritos suyos, olvidad los deméritos nuestros. Mirad juntamente el amor tan fino con que siempre buscó únicamente tu mayor Gloria el seráfico corazón de San Francisco de Sales: acordaos, Señor, de él, y de toda su mansedumbre, y dulzura de caridad, con que llorando las ofensas vuestras, se deshacía por ganaros almas, y dilatar el Reino Sacrosanto de tu Amor: Venga, pues, a nosotros ese tu Reino, y sea arrojado fuera de las almas el Príncipe de las tinieblas, que las tiraniza, alúmbrelas siempre tu Luz, apodérese de todos los corazones tu Amor, anímelos tu Gracia, para que eternamente cantemos tus Misericordias en la Gloria. Amén.
Oración del Día Cuarto
Seráfico San Francisco de Sales, Varón de deseos, que como encendidas saetas, enviabas continuamente al Cielo hasta penetrar el Corazón del Verbo, suspirando por su Amor Divino, y exhortando a todos a desear esta preciosa joya, decías: Que solo el Amor de Dios goza la excelencia de comenzarse a poseer luego que se empieza a desear; alcánzanos del Corazón de Jesús una centella de Sagrado Fuego, con que inflamado el nuestro, se exhale en vivos deseos de su Divino Amor, y también la gracia que deseamos si conviene para su Gloria. Amén.
Ahora pide cada uno al Santo, la merced o gracia que necesita.
Antífona
Sacerdos, Pontifex et Virtutum Opifex, Pastor bone in populo, ora pro nobis, Dominum.
V. Amavit eum Dominus et ornavit eum.
R. Stolam Gloriae induit eum.
Oratio:
(El original está en latín, pero si se desea rezar en español, véase al final de las Letanías en el enlace principal de la Novena)
Oremus:
Deus, qui ad animarum salutem Beatum Franciscum, Confessorem tuum, atque Pontificem, omnibus omnia factum esse voluisti: concede propitius, ut Charitatis tuae Dulcedine perfusi, eius dirigentibus monitis, ac sufragantibus meritis Aeterna Gaudia consequamur. Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Gozos
Pues derramó en tí el Señor de su Amor dulces raudales, alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Noble, hermoso, docto, Santo, y predicador famoso, de los herejes espanto, Doctor y Obispo celoso, Fundador y Director: ¡Qué pocos a ti habrá iguales! Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Voto de Virginidad en las aras de María hiciste de tierna edad, y en las mismas la alegría consiguió tu corazón después de angustias mortales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Setenta y dos mil herejes, joven aún, has convertido, Ginebra gime el que dejes a su Beza convencido; por tí la Cruz del Señor logra triunfos inmortales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Nunca Francia más dichosa fue, ni Saboya se vió con devoción tan copiosa que el tiempo que la ilustró tu luz, cual hermoso sol, que desterraba sus males. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Juan con clamores divinos, en el desierto hizo llanos para el Señor los caminos; tú en los pueblos más profanos, los caminos del Señor, haces a todos usuales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Del Amor de Dios sois sal, tu alma paloma sin hiel, tu boca suave panal, tus palabras dulce miel, tu espíritu luz y ardor, y tus consejos mil sales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Con tan dulce suavidad al pecador recibías, que deshecho en caridad, por él lágrimas vertías, y él viendo tu compasión, reconocía sus males. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Robador de corazones te llamaron, no me espanto, pues tus dulces expresiones eran tan suave encanto, que el más obstinado error se rendía a flechas tales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Tus escritos son testigos de que eras etna amoroso, que exhalabas incentivos ardores del fervoroso fuego, que en tu corazón ardió en llamas celestiales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
La Visitación mantiene, de tu espíritu heredados, los fervores con que tiene por el orbe dilatados del Deífico Corazón, los cultos más especiales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Si participan blancura las liebres de andar por nieve, ¡Qué santa (decías), qué pura se hará el alma que a Dios llegue! La frecuente Comunión das por remedio de males. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
Aunque yo explicar quisiera el amor tan señalado, la Devoción verdadera con que tú amaste al Sagrado Corazón del Salvador, no hallará voces iguales. Alcánzanos, de Dios, Sales, la dulzura de su Amor.
En la Gloria ya Triunfante entre Serafines vives, donde, de perfecto amante, laurel inmortal recibes, pues tanto amaste al Señor, y allá con Él tanto vales. Alcánzanos, de Dios, la dulzura de su Amor.
Amén.
¡Gracias! 7 personas oraron
"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6