Cuarto día (Dic. 7) - El ayate, tilma o manta y las rosas.

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El ayate, tilma o manta y las rosas.

Acto de Contrición

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a tiempo, ofrezco cuanto se requiere para reparar mis pecados, y confío por vuestra bondad y misericordia infinita que me perdonaréis y me daréis gracia para nunca más pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe.

 ¡Amén!

 

4 Salves en memoria de las 4 apariciones de la Virgen Morena, la Guadalupana

 

Oración para todos los días

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como apareciste en el Tepeyac y nos dijiste: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. ¡Amén!

 

Cuarto día

¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene tan grande honor de estar a tus pies, y que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas para formar con ellas un escalón para llegar a tu trono. ¿Qué deberé yo hacer para manifestar mi veneración a Ti, Madre Mía sino el ofrecerte, no solo mi cabeza, o mis brazos, sino todo mi corazón y mi alma para que santificándome ante Ti, llegue a ser digno(a) de tu reinado?

Dígnate, Señora, aceptar mis humildes ofrendas pues grande es mi miseria y mi pobreza, pero me atengo a tu amor y a tu bondad. Te abro mi corazón y verás que no lo mueve otra cosa sino el deseo de consagrarme a Ti y el amor a tu Divino Hijo. Fortalece mi corazón y para que no se haga esclavo del demonio. Haz que solo Tú y Jesús vivan allí.

¡Amén!

Madre generosa, te presento suplicante mi petición de ayuda.

Encomendar nuestros proyectos, nuestros temores y nuestras esperanzas a la Virgen Morena, Nuestra Señora de Guadalupe.

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

 


La tilma.

Tilma es un vocablo de lengua azteca que significa manta, es tradicionalmente usada por los campesinos, quienes la usan como una capa para protejerse del frio.

Ayate es un tipo de tejido tupido hecho con fibras de penca de maguey.


La tilma era la manta de Juan Diego, un ayate tejido, compuesto de dos piezas, pegadas por la mitad y cosidas de manera rústica; en ella Juan Diego recogió las flores según lo indicado por María. En su superficie es en donde la presencia de María quedó milagrosamente impresa. 

La tilma mide 104 cm de ancho por 170 cm de alto; es traslúcido a pesar de lo grueso y rústico de la fibra con la que fue tejida.

Por la naturaleza de su material, la fibra de maguey debería haberse descompuesto unos cuantos años después de los hechos; sin embargo ha pasado mas de 475 años y el manto de Juan Diego aún se conserva. En condiciones normales, los tejidos de maguey perduran entre 20 o 30 años. Han habido varias ocasiones en que se han pintado réplicas sobre tejidos de fibra de maguey similares al atilma de Juan Diego y después de varias décadas todas se han desintegrado.

Los análisis que se han hecho a las fibras del manto constatan que los pigmentos utilizados no se pueden atribuir a alguno de los elementos conocidos hasta ahora por la ciencia.  No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela, de hecho, al acercarse a la imagen a menos de 10 cm de distancia, solo se ve la tela de maguey en crudo y los colores desaparecen. No se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida

En otro tipo de estudios, con rayos infrarrojos, se concluyó que la imagen no esta precisamente pegada al manto, sino que está 3 décimos de milímetro separada de la tilma.

Desde su aparición en 1533 hasta casi 3 siglos después, la imagen de la Guadalupana estuvo expuesta al continuo contacto con manos, rostros, lienzos, medallas, muletas, ponchos y diversos objetos con que sus devotos se aproximaban y oraban ante su presencia. Simplemente estas acciones hubieran causado que la imagen se hubiera ido borrando poco a poco, que sus fibras vegetales hubieran sufrido rupturas y que el lienzo hubiera sido dañado.

Pensemos rapidámente que actualmente las obras de arte deben ser conservadas en habitaciones con niveles de humedad, temperatura y luminosidad controlados, y que así y todo, las obras sufren deterioraciones y deben ser restauradas periódicamente.

A mediados del siglo XIX, se colocó la imagen, cubierta por un cristal muy fino, en un marco de plata. Por imprudencia de los encargados de la limpieza, se derramó ácido nítrico, que se usaba para limpiar la plata del marco, en una esquina de la tilma. Aún hoy en día se observa en el ángulo superior derecho las manchas; sin embargo, inexplicablemente el ayate no se ha deshecho ni por el contacto con el ácido nítrico, ni por el paso del tiempo; y más impactante es el hecho que las manchas de la reaccíon química se han ido borrando poco a poco.

A principios del siglo XX, escondida entre las ofrendas florales una carga de dinamita estallo, demoliendo las gradas del Altar mayor de la Basílica de Guadalupe, todos los vidrios de las casas cercanas se rompieron, al igual que piezas metálicas quedaron retorcidas. Sin embargo, la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe no sufrió daño alguno, e incluso el cristal que la protegía quedó intacto.

Por todos estos hechos, y muchos más, podemos concluir que no hay explicaciones cientificas para la conservación de la tilma de Juan Diego; ni por qué siendo de origen vegetal, ningún insecto la ha atacado; ni el polvo del ambiente se acumula en su superficie. Tampoco se puede esclarecer el por qué la imagen de la Virgen no ha sufrido decoloración, o transformación de los colores con el pasar de los siglos.

 

Estampación de la imagen de la Virgen en el ayate de Juan Diego.

Simultáneamente, cuando Juan Diego extiende su manta frente al obispo Fray Juan de Zumárraga, las rosas que llevaba en su tilma se caen al suelo y también aparece la imagen de la Virgen Maria, estampada en el ayate.

Recordemos que Nuestra Madre María se le aparece a Juan Diego, y le pide que transmita al obispo su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, bastante incredulo del mensaje traído por un simple indiecito, pide una prueba para comprobar la veracidad de la presencia y de las tales apariciones de la Madre de Dios en el Tepeyac. 

La Virgen entonces hace crecer un jardín de rosas en el monte del Tepeyac, un terreno árido, demidesértico y que en diciembre experimenta temperaturas bastante frías que no permitirían el crecimiento de plantas floridas.

... La cumbre del cerrillo no era lugar en que se dieran ningunas flores, porque tenía muchos riscos, abrojos, espinas, nopales y mezquites; y si se solían dar hierbecillas, entonces era el mes de diciembre, en que todo lo come y echa a perder el hielo ... – Juan Diego

Ella me dijo por qué te las había de entregar; y así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. Aquí las tienes; hazme el favor de recibirlas". – Juan Diego


El obispo Fray Juan de Zumárraga compungido pide perdón ante la image de la Guadalupana por no haber puesto atención a su presencia y a sus peticiones. Cambiando el curso de sus acciones, instala la imagen en el oratorio del lugar y pocos días después es llevada al templo que se construyó en su honor en la colina del Tepeyac.

Esta misma imagen se conserva y se exhibe en el templo dedicado a la Virgen, conocido hoy en día como la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, que fue construido en el cerro del Tepeyac, con el objetivo de venerarla. Hoy en día, recibe a millones de peregrinos que vienen desde todos los rincones del mundo. El templo tiene un diseño circular, con 100 metros de diámetro y donde caben 10.000 personas. En 1976 se consagró la casa más moderna de Santa María de Guadalupe. La Virgen Morena es un signo de la espiritualidad e identidad católica en Latinoamérica.

Es la figura femenina que propicia que dos culturas se unan. Es la Madre que acoge a quien la busque en su propio corazón. La Virgen de Guadalupe es como un reflejo que devuelve el amor: nos regala el milagro de reconocer la propia humanidad en el rostro del hermano, sin importar su aspecto o herencia cultural. – Tanya Torres

 

Oración Final

Recuerda. ¡Oh, dulce Virgen de Guadalupe!, que en tus apariciones en el cerro del Tepeyac prometiste mostrar piedad y compasión a todos aquellos que, amandote y confiando en Tí, buscan tu ayuda y protección.

María, Madre de Jesús, escucha la oración de tu Iglesia hispana, un pueblo prometedor, comunidades sedientas de la Misericordia de Dios. Así como trajiste la fe por primera vez a estas tierras, y te has quedado con nosotros a través de tu admirable imagen, permanece con nosotros hasta la alegría de la Redención, y permitenos obtener las gracias que necesitamos. ¡Amén!

 

 

Oración de la comunidad

La Guadalupana

Desde el cielo una hermosa mañana la Guadalupana, la Guadalupana, la Guadalupana bajó al Tepeyac. Suplicante juntaba sus manos, y eran mexicanos y eran latinoamericanos, y eran hispanos su porte y su faz. Su llegada llenó de alegría, de luz y armonía, de luz y armonía, de luz y armonía todo el Anahuac. Junto al monte pasaba Juan Diego, y acercóse luego, y acercóse luego, y acercóse luego al oír cantar, Juan Dieguito, la Virgen le dijo: “este cerro elijo, este cerro elijo, este cerro elijo para hacer mi altar”. Y en la tilma entre rosas pintada, su imagen amada, su imagen amada, su imagen amada se dignó dejar. Desde entonces para el católico, ser guadalupano, ser guadalupano, ser guadalupano es algo esencial. En sus penas se postra rezando, y eleva sus ojos, y eleva sus ojos, y ¡eleva sus ojos hacia el Tepeyac!

¡Gracias! 87 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a Nuestra Señora de Guadalupe

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