Día 4: santífica el tiempo

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¡Santífica el tiempo!



¡Toquen la trompeta al salir la luna nueva,y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta! 


 

Leamos juntos el Salmo del día:

Salmo 69: 15-16, 30-31, 33-34

Sácame del lodo para que no me hunda,
líbrame de los que me odian
y de las aguas profundas;
que no me arrastre la corriente,
que no me trague el Abismo,
que el Pozo no se cierre sobre mí.
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
que tu ayuda me proteja:
así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias;
Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan a Dios:
porque el Señor escucha a los pobres
 y no desprecia a sus cautivos.


Meditación del Salmo 69:

En este salmo es una oración suplicante de una persona desesperada, que solo tiene tristezas y sufrimientos a su alrededor; enemigos a doquier, encadenados a falsos dioses...

Cuantas veces creemos que si no estamos tocando fondo, que si no estamos experimentando una situacion invivible, entonces no tenemos necesidad de la compañía de Dios. En nuestra sociedad actual, Dios se ha convertido para muchos en una especie de tabla milagrosa, de un remedio puntual, que saca a la gente del lodo cuando se necesita.

Meditemos entonces,  ¿qué pasa con los que no estan viviendo situaciones díficiles?  ¿con los que no tienen sufrimientos fisicos como enfermedades, adicciones?  ¿con los que no experiementan dificultades económicas, laborales, emocionales?

Dios también esta presente para quienes no estan atrapados en un hueco sin salida.

El salmo 69 nos muestra que para enfrentar las profundidades mas oscuras de nuestro mundo, requerimos una fuerza poderosa que solamente encontramos en Dios.


 

Leamos juntos la Reflexión de la vida de Santa Clara de Asís

En el Convento de San Damián, Santa Clara soporto los sufrimientos de su enfermedad por 27 años, con increíble paciencia y espiritualidad. 


 Desde que me dediqué a pensar y meditar en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los dolores y sufrimientos no me desaniman sino que me consuelan.

– Santa Clara


En su lecho de enferma, hacia labores textiles, bordaba y oraba incensablemente. A los 60 años de edad, y 41 de ser religiosa, su Regla fue aprobada por el Papa Inocencio IV lo aprobó dos días antes de la muerte de Clara, el 11 de agosto de 1253.


Si visitamos el convento de San Damián, podemos recorrer los pasillos que Santa Clara recorrió, visitar el cuarto donde ella pasó muchos años de su vida acostada, allí se observa la ventana por donde Santa Clara veía a sus "hijas", las religiosas Clarisas que actualmente se encuentran en mas de 1.200 conventos alrededor del mundo. En la Basílica de Santa Clara se encuentra su cuerpo incorrupto y muchas de sus reliquias.


Santa Clara fue la primera mujer en la historia de la Iglesia que compuso una Regla escrita, sometida a la aprobación del Papa, para que el carisma de Francisco de Asís se conservara en todas las comunidades femeninas que ya se iban fundando en gran número en su tiempo y que deseaban inspirarse en el ejemplo de Francisco y de Clara.

Benedicto XVI



 

Y ahora reflexionemos en esta pista de meditación:

La vida de una Clarisa es oración, y su ritmo lo marca la oración.

La campana, en las distintas horas del día, nos invita a ir a la capilla para cantar las alabanzas de Dios, interceder por todos nuestros hermanos y hermanas en humanidad (¡y todos estos días, interceder de modo muy especial por todos ustedes, que se han unido a nuestra “comunidad de oración”!). Así, al dejar nuestro trabajo varias veces al día para ir a la Capilla, manifestamos que es efectivamente el Señor quien ocupa el primer puesto, que es la relación con Él la que teje nuestros días, y que tenemos fe en el poder de la oración. – Testimonio de algunas Clarisas


De la misma manera, toda la vida de Santa Clara aparece marcada por el ritmo de los grandes momentos de la vida litúrgica de la Iglesia, desde el día de Ramos en que empezó su vida de “hermana pobre” hasta la celebración de su propia Pascua.


Durante el proceso de canonización de Santa Clara, sus hermanas compartieron sus recuerdos refiriéndose a las fiestas, a los distintos tiempos litúrgicos, o también al oficio de Horas cercano al acontecimiento referido. ¡Tal acontecimiento se produjo “por la noche después de 'Completas'”, tal otro “por la mañana, hacia la hora de Tercia”, otro “la noche de la Asunción de la Virgen María”, o “más o menos para el día de San Martín”, “el Viernes Santo”, etc...!


¡Qué testimonio de una vida “orientada” enteramente hacia la relación con Dios!

 

 

Recemos la oración del día

Señor, hoy nos invitas a santificar el tiempo, a vivir todo acontecimiento en “el tiempo de Dios”, es decir en total relación contigo. Te damos gracias por concedernos vivir en este, nuestro tiempo, en nuestro espacio. Concédenos vivir cada instante de este día y cada instante de nuestras vidas en Tu Presencia, hacer cada cosa contigo y por Ti.
¡Amén!



Hoy te sugerimos:

Hoy a lo largo del día, invocaré frecuentemente al Espíritu Santo. Estaré atento(a) a su acción en mí, a sus movimientos e inspiraciones. Ahondaré mi deseo de Él, por un “grito del corazón” repetido a menudo, un movimiento interior... Apartaré al espíritu maligno, el que divide. ¡Obedeceré al Espíritu que, en lo concreto de la vida, hace triunfar al amor!


 ¡Pidamos a Santa Clara la capacidad de dar testimonio poniendo a Dios como centro de nuesras vidas!


 

 

La vida de Santa Clara fue un seguir las huellas de Cristo y de su santísima Madre. Clara nos lleva a María y María nos lleva a Jesús.

 



Aprendamos a elegir, como Santa Clara, lo que se quiere mirar, para no distraernos. Aprendamos de Santa Clara a comunicarnos con Dios sin interferencias, utilizando solo el puente entre los sentidos y el corazón.


 

 

Oración de la comunidad

Oración a Santa Clara de Asís

Gloriosa Santa Clara de Asís, por aquella fe inquebrantable que te hizo servirte de las cosas terrenas buscando las del cielo, por aquella esperanza firme con que venciste todas las dificultades que se oponían a tu santificación, por aquella caridad pura y ardiente que te movió en todo los momentos de la vida, yo te suplico con humilde confianza que intercedas ante Dios y me obtengas su favor en lo que te pido (hágase la petición) y esperanza firme y caridad ardiente para con Dios y el prójimo. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Amén.

¡Gracias! 238 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Con Santa Clara avanzo en mi camino con alegría

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